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Jeannette L. Clariond [Poeta e Tradutora Mexicana]

Jeannette L. Clariond. Poeta y traductora. Ha dedicado gran parte de su ejercicio profesional al estudio del pensamiento y la religión en México antiguo, tema sobre el que ha impartido seminarios y conferencias dentro y fuera de su país. Sus artículos, poemas y traducciones han sido  publicados en diarios como El País, el ABC, Reforma, El Norte, Dallas News, New York Times y en periódicos del Líbano y Trípoli. Recientemente fue invitada a leer su obra y traducciones a la Biblioteca del Congreso de Washington, D.C.  

Formó parte del Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, el Centro Cultural Alfa, Consejo del Museo de Mina Nuevo León, Consejo del Museo de Historia Mexicana. Durante 15 años colaboró en la revista Movimiento Actual, y actualmente forma parte del Consejo de la revista Animal Sospechoso.

Es fundadora de la Editorial Vaso Roto, que en 2003 publica sus primeros ejemplares: Los cuatro salmos de William Merwin y Cuerpo de amor, de Alda Merini.
  

Libros publicados:

  • Mujer dando la espalda, Ediciones Castillo, Monterrey, 1991.
  • Newaráriame, Editorial Cal y Arena, Universidad Autónoma de Chihuahua, 1993.
  • Desierta Memoria, Ediciones SiNombre, México, 1996. 2ª edición, Plaza y Janés Editores, Colección de Bolsillo, Barcelona, 2002.
  • Todo antes de la noche, Editorial Pre-textos, Valencia, España, 2003.
  • Amonites, Hotel Ambosmundos, México, 2004.
  • Siete Visiones, Coedición con Gonzalo Rojas, Edición de Víctor Ramírez, Barcelona, España, 2004.
  • Nombrar en Vano, Ed. CONARTE y Mantis Editores, Guadalajara, 2004.
  • Los momentos del agua, Editorial Polígrafa, Ed bilingüe, inglés-español,  acompañada de la obra pictórica de Víctor Ramírez y texto introductorio de José Corredor Matheos, Barcelona, 2007.
  • Los momentos del agua, Editorial Calamus, México, D.F., 2007, con el apoyo de  CONCULTA e INBA.
  • Desparramada luz, una antología de poesía de Nuevo León, en Braille, Fondo Editorial Nuevo León, 2009.
  • Leve sangre, Finalista del premio Cope de Perú, 2009, Pre-textos, 2010.  

Traducciones:

  • Antología de Roberto Carifi, Edición Papeles Privados, México, D.F., 2000.
  • La Tierra Santa de Alda Merini, Editorial Pre-textos, Valencia, España, 2001.
  • Zodiaco Negro de Charles Wright, Editorial Pre-textos, Valencia, España, 2002.
  • Baladas no pagadas de Alda Merini, Editorial La Poesía, señor hidalgo, Barcelona, 2005.
  • A una hora incierta de Primo Levi, Editorial La Poesía, señor hidalgo, Barcelona, 2005.
  • Cuatro Salmos de W. S. Merwin, Vaso Roto Ediciones, Barcelona, 2003, Reedición 2010.
  • Dulce como un pepinillo y limpio como un cerdito de Carson McCullers, Editorial La Poesía, señor hidalgo, Barcelona, 2007.
  • Cuerpo de amor: Un encuentro con Jesús, de Alda Merini, Ed. Vaso Roto, Barcelona, España, 2008.
  • Una breve historia de la sombra, de Charles Wright. DVD, Ediciones, Barcelona, 2009.
  • Magnificat,  de Alda Merini, Vaso Roto Ediciones, Barcelona, 2010.
  • La carne de los ángeles, de Alda Merini, Vaso Roto Ediciones, Barcelona, 2010.
  • El físico una noche fría explica, de William Wadsworth, V.R. Ediciones.2010.
  • Potrillo, de Charles Wright, traducción con Eduardo Zambrano, Vaso Roto Ediciones, 2010.
  • La escuela de Wallace Stevens. Un perfil dela poesía norteamericana contemporánea. Textos introductorios de Harold Bloom, traducción, edición y prólogo a cargo de la autora. Vaso Roto Ediciones, 2011.


En preparación:
  •  Esta ciencia mía: una antología de Alda Merini (1948-2010).
 
En edición:

  • Present Company, de W.S. Merwin.
  • Decreation, de Anne Carson.
  • Scar Tissue, de Charles Wright.

Ha obtenido los siguientes reconocimientos:

  • Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde (1992).
  • Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta (1996).
  • Premio Nacional de Poesía Gonzalo Rojas (2001).
  • Beca Rockefeller – CONACULTA (2000).
  • Beca para traductores: Banff Centre for the Arts  (2004).
  • Finalista de la Bienal de Poesía COPE de Perú. (2008).

Parte de su obra se ha traducido al inglés, francés, rumano, italiano, portugués y  árabe. Sus poemas están recogidos en diversas antologías de México, España, Brasil, Italia y Francia.

Entre otras actividades, organizó para el Fórum Universal de las Culturas de Monterrey el programa “Poetas en el Fórum”. Es editora y creadora del Espacio para la Poesía en Monterrey, y quien incentivó la Primera Convocatoria de Poesía en Braille que se lleva a cabo anualmente en México. Uno de sus libros, Los momentos del agua, lo trabajó durante dos años con un ciego y salió publicado en edición Bilingüe: Español-Braille. Este libro se presentó en el Museo de Amberes en donde parte de su obra se tradujo al neerlandés.

Es directora y miembro fundador de Vaso Roto Ediciones. En el Parque Fundidora de Monterrey se creó un espacio para la poesía inaugurado por el nobel Derek Walcott, pensado para la difusión de la poesía, y bajo el deseo de que Nuevo León cuente con un espacio en donde los poetas puedan leer libremente sus textos. Vaso Roto está domiciliada en España y México y cuenta en su fondo con traducciones de voces de tan diversas como esenciales: Andrea Zanzotto, cuya obra se reúne por vez primera en México casi en su totalidad. Vaso Popa, igualmente, traducido del serbio por vez primera en su integridad. Seamus Heany, Abbas Baydoun, Lee-Young Li, Charles Wright, Ha Jing, Ossip Mandelstam, Henrik Nordbrant, Anne Carson, Eduardo Lizalde, Clara Janés, Alda Merini, Antonella Anneda, Denise Levertov… son solo algunas de las voces que han visto o están por ver la luz en este año de 2012.     


Poesia de Jeannette L Clariond


LEVE SANGRE
Jeannette L Clariond 


La tarde

 Extraviada, no podía salir de ese yo
que nada tiene que ver con lo que soy.
 Miré la tarde contra el viento desnudo,
las ramas palpitaron, las hojas caídas escuché.

                Vacía, Emily, ¿es real que la tarde se vacía?
                Las palabras
                son caminos que debemos desandar.

La poesía, es ausencia de agua, sonido
naciente de un árbol, puerta
que abre otra puerta y otra y una más.

Nada entraba en mis ojos o en mi lengua
que no fuera belleza.
La soledad era un cielo a punto de estallar.

Tomé un cuaderno, un lápiz afilado,
encendí una vela en plena luz.
Salí a caminar por calles oscuras,
el horizonte se abrió lento ante mis ojos.


Necesitaba del silencio, como la muerte el destello de la flor, madrigales para hundir mi
leve sangre, piedras de río donde enjugar el paño sagrado.

Dios optó por la parvedad; creyó que su creación había terminado con el
barro y la belleza de la criatura. Ignoró la desolación, no pudo ver más allá de
sus manos, lo blanco del pensamiento que asciende a las alturas con el azor.

¡Callad, hermanos muertos! ¡No alcéis vuestras voces, romperíais las vasijas!

¡Cubrid la podredumbre en los ojos del  hambre!

… las palmeras se agitaban con el céfiro, los cristales trizaban su soledad, astillando las jarcias del árbol que me vio nacer.

¡Mas no lloréis vuestra falta, precipitaríais el final! ¡Derrumbad el altar del austero incitador de los
inocentes!

(La palma datilera atormentará
la mesa encumbrada por los reyes).

… atados sus pies, los arrastraron por el desierto, sus cabellos envueltos en paños magenta, memoria del oscuro signo del carey.


¡Dilatad vuestros pasos bajo el sol, abrazaos a
la serpiente cuyo rastro de arena es el más puro!

¡Bebed vuestra sed y cada quien bendiga su  expresión!


(La palabra encenderá desnudos cielos, órdenes para labrar los cristalinos huesos que asoman en la vega ramosa: pálpito de nuestra orfandad).


Vengan peces a mi orilla, alimenten mi salsedumbre:
  mis labios beberán del vino sin reconocer la escama de su linaje.


¡Un sol lastimará la mejilla que ofrecisteis pues nada  es más digno de ofensa que  el anhelo de la propia hiel!


(Ríes con risa sardónica, lavas tus manos en la noria lamosa con el pudor de un dios que busca borrar las manchas purpúreas del universo)



Dios, ¿por qué desgarra tu granizo las tiernas hojas de los tréboles?


Oh mar
Acoge
Mi desamparo


  Y el viento anunció que nuestra sería la miseria:
Illa nec misere moriebatur, nec omnino moriebatur.


Era su sonrisa el brillo plateado en la albufera, ráfaga incrustada en mis entrañas,  vuelo de ánsares su mirada por la que ascendí los montes del origen. Y sin temor me demoré en sus pupilas, me adentraba en sus olas.


En el lento devenir de su pensamiento yo era luciérnaga, pasos en la incierta vereda.


Y el  viento de mi corazón batía
                                      vela en el vendaval.
   
Callé, y la luz escuchó mi silencio.

Todo dolor tiene su momento. Verdades inquebrantables yo seguí en los pasos de los astros, la señal que desconoce el tiempo del alumbramiento y transcurre entre ambiguos deslaves. ¿Qué mano respira el aura de los cedros sin miedo a suceder? Tócame, toma mis brazos, flor a punto de derramar la elevación de su tallo.


El hombre sólo es hombre, mientras tú, oh dulcísimo cáliz, vives en el imperio donde el velo del ángel se desgarra.

¡Almacenad los trigos para la hambruna, el remo vertical cuando el cierzo arrecia! Inclinados ante la ceniza imploramos la nuda semilla de la desvergüenza!


Es un engaño el azar. ¿O es que la luz se apiada del pobre de corazón al ver su paso ciego en la colina? ¿Floreció o es  eterna la caléndula, la tersa serenidad del quetzal?

Horas en el transcurso infinito del árbol. Probé su sed, temblé ante la tempestad, la negación con su voluntad de poderío.

Acompáñame, sé mi guía en la piedad, alcánzame esa rosa que en tus labios se transforma en vino dulce. Ave, asciende la colina que mide las longitudes de mi origen. ¿No te das cuenta que tus ojos hablan el follaje? Ven, toma mi cuerpo, envuélveme de ternura cuando casi soy acacia.
Oremos el largo beso en la pradera. 

La estancia que visité en tu ausencia era una mariposa. La espina sangró savia azul. Te vi llegar en el sueño y una pluma flotó sembrando de alborozo los verdes portones del patio.

Llegas entre gasas, colibrí.
Tu perfume asigna tonalidades   
al paisaje y tiñe violácea la espesura.

Llegaste por el inesperado camino
limpiando de llaga mi leve sangre.




Jeannette L Clariond 
Todos os direitos autorais reservados a autora.


Um comentário

Anônimo disse...

Sencillamente ¡ espléndidos!


saludos