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Sobre la armonía [Juan Mireles]

Sobre la armonía


Cuando se habla acerca de que el arte no tiene reglas y por ello todo es posible y todo cabe, tienen parte de razón, pero solo eso: parte. Es cierto que el arte debe ser libre, sin limitantes, que el artista debe tener completa libertad creativa para así transmitir lo deseado con su obra; sin embargo, el uso de esa libertad no exime al artista de ir al encuentro con la armonía. La armonía se consigue al estar en proporción, cuando el conjunto y la interacción de distintas formas encuentran el punto de relación. Una vez se consigue este estado, se puede afirmar que lo que se está viendo es algo bello. La belleza, creadora del lenguaje poético, es lo que se ha estado perdiendo en el arte —algunas veces la belleza se soslaya de forma deliberada para esconder la falta de talento u otras por el simple hecho de no sentir dicho lenguaje, ya sea porque no han trabajado lo suficiente en desarrollar tal vinculo, o nacieron incapacitados para entenderlo—. Al perder este sentido de lo bello, con gran facilidad se puede caer en la ocurrencia, en la falsa forma, en la expresión muerta que nadie entiende, no porque no se tenga la capacidad de entender, por ejemplo, un mingitorio de cabeza, sino porque no dice nada, no hay lenguaje ahí: el que te provoque sorpresa, rareza o extrañeza al ver una ocurrencia de esa naturaleza no quiere decir que te esté diciendo algo, es simplemente el hecho de estar ante algo fallido, como cuando se ve una deformación genética, y ésta te provoca una sintomatología física y sensaciones superficiales como las ya mencionadas; es decir, no logra redescubrirte.

La proporción, la armonía, la belleza no solamente está en obras que transmitan sensaciones placenteras, de calma, de un encuentro de tonos claros, sino también en expresiones oscuras, perturbadoras, violentas, que sacudan, y en ese sacudir encontrar partes de nosotros que provocarán la introspección, la crítica de nosotros mismos, para resolvernos.

La continua vulgarización del arte (como lo fue, y acaso lo sigue siendo, el Pop Art) fomenta el esnobismo; adjudica significados a la palabra, al arte como ente vivo, errados, que no le pertenecen. Hace de una obra artística un simple objeto decorativo, una cosa que está ahí para llenar la sala de estar o el estudio de un coleccionista. Seguir por esa línea, siendo conscientes de ello, es un acto de genocidio cultural imperdonable.

Y entonces la cosificación será un hecho consumado, la pérdida del yo estará garantizada.


Juan Mireles - Escritor (Estado de México, 1984) y director editor de la revista literaria independiente Monolito (México). Ha sido publicado en la revista española Palabras Diversas (España), Letralia (Venezuela). Cronopio (Colombia), Cuadrivio (México), Punto en línea (UNAM. México), Radiador Magazine (México). Revista Biografía (Brasil), Cinosargo (Chile), La ira de Morfeo (Chile-Argentina); Agrupación Puerta Abierta Chile-México. Letras de parnaso (España), Nagari (EUA), Los sábados, las prostitutas madrugan mucho para estar dispuestas (España). Almiar (España). Suicidas sub 21 (Perú); suplemento cultural La Jirafa del Diario Regional de Zapotlán, Jalisco. La pluma afilada (España). Prologó el libro Job aterdio del escritor español Javier Sachez. Editorial Seleer. España. 2012. Participó con el ensayo “La violencia como producto de la sociedad” en el Segundo Encuentro de Escritores por Ciudad Juárez, simultáneo Colima. Formó parte del jurado del I Premio palabra sobre palabra de poesía. Blog personal: http://wwwjuanmireles.blogspot.mx/

Um comentário

betty badaui disse...

Muy interesante el artículo sobre La Armonía, de Juan Mireles.
Cordial saludo
Betty Badaui