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Brevísimo texto sobre la destrucción de libros [Juan Mireles]

Brevísimo texto sobre la destrucción de libros


La necesidad de transmitir mensajes claros y completos dio inicio a la escritura –la oralidad fue sustituida en cierto grado—, y con ésta, el origen de lo que hoy conocemos como libro; igualmente fueron apareciendo las primeras bibliotecas alimentadas por el trabajo constante de los primeros escribanos, unos más que hacían la función de lo que podríamos hoy llamar editores, y los maestros que eran los que dominaban el arte de escribir. Sin olvidar a los traductores que desde los primeros tiempos fueron apareciendo en la escena. Sin embargo, junto a toda esta nueva forma de salvaguardar la memoria, llegó uno de sus mayores cánceres: los biblioclastas o destructores de libros –aquellos que por diversas razones, que van desde la imposición de una idea que creen superior a otra, hasta los conquistadores que no se limitan al territorio, sino a reconfigurar la identidad de los pobladores, han quemado millones de libros, y con estos, la historia.

La destrucción de libros, a partir de sus primeras apariciones en tablillas, ha sido una constante en la historia de la humanidad, ya sea por motivos naturales o, principalmente, por la mano del hombre –el hombre es el único capaz de crear su propia destrucción, y no hay mejor forma de destruirse que desaparecer al borrar por completo su memoria, su identidad: el hombre dejará de ser hombre el día que no se encuentre un libro más sobre la tierra—. A través de la historia se han perdido gran cantidad de obras, autores que se leyeron en tiempo antiguo pero que en nuestro tiempo es imposible leer pues no queda uno solo de sus libros. Obras de grandes pensadores como Aristóteles se han perdido, de Platón, y de tantos otros que a causa de los bibliocaustos se han esfumado de nuestra memoria histórica y esto es en sí misma una tragedia. No se debe olvidar que en cada guerra, ya sea civil o mundial, no solo mueren seres humanos, sino también libros, no se bombardea al enemigo biológico, también al cultural salvaguardado en museos, en monumentos arquitectónicos, y por supuesto las bibliotecas en donde se conserva el pensamiento y las ideas encapsuladas en esos objetos llamados libros.

La importancia de mantener con vida a los libros es vital para la conservación de nuestras sociedades, de nuestra historia, de la propia humanidad. Los libros son una extensión más de nuestro cuerpo, específicamente de nuestra memoria como dijo Borges. Así, lo han entendido gran cantidad de hombres que han dado la vida para salvar un libro, pues entienden que en éstos también se encuentran parte de ellos.

Los mayores destructores de libros son, paradójicamente, voraces lectores —los propios estudiantes igualmente han fomentado y realizado quema de libros en todo el mundo—. Infames dictadores como Hitler han causado los más grandes bibliocaustos de la historia moderna. Los dictadores en América Latina han hecho lo propio en la Argentina, Chile, Venezuela, etcétera. Incluso en México no puede olvidarse la gran quema de escritos que en 1530 realizó en Texcoco, fray Juan de Zumárraga.

La lista de quema de libros, de genocidios culturales es enorme, abrumadora en muchos sentidos, el saber que parte de nuestra historia se ha perdido, junto a valiosos conocimientos que quién sabe si volveremos a adquirir. Miles de autores han merecido el olvido, la nada, a causa de estos apocalipsis, y es injusto tanto para nosotros como para ellos.

Que no se fomente la destrucción de un libro más bajo ninguna circunstancia. Cuidemos nuestros libros para proteger nuestra identidad. 

Bibliografía: Nueva historia universal de la destrucción de libros –de las tablillas sumerias a la era digital— de Fernando Báez.


Juan Mireles - Escritor (Estado de México, 1984) y director editor de la revista literaria independiente Monolito (México). Ha sido publicado en la revista española Palabras Diversas (España), Letralia (Venezuela). Cronopio (Colombia), Cuadrivio (México), Punto en línea (UNAM. México), Radiador Magazine (México). Revista Biografía (Brasil), Cinosargo (Chile), La ira de Morfeo (Chile-Argentina); Agrupación Puerta Abierta Chile-México. Letras de parnaso (España), Nagari (EUA), Los sábados, las prostitutas madrugan mucho para estar dispuestas (España). Almiar (España). Suicidas sub 21 (Perú); suplemento cultural La Jirafa del Diario Regional de Zapotlán, Jalisco. La pluma afilada (España). Prologó el libro Job aterdio del escritor español Javier Sachez. Editorial Seleer. España. 2012. Participó con el ensayo “La violencia como producto de la sociedad” en el Segundo Encuentro de Escritores por Ciudad Juárez, simultáneo Colima. Formó parte del jurado del I Premio palabra sobre palabra de poesía. Blog personal: http://wwwjuanmireles.blogspot.mx/

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