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Sobre una muerte [Juan Mireles]

Sobre una muerte

Hay una verdadera muerte que sí termina por ocurrir en el mismo instante donde pasa todo. Esta muerte es la más dolorosa porque es real: se muere sin morir. Es la pérdida de sensaciones, vivencias, deseos, placeres —la comunión de las esencias que en sí mismas son la dualidad cuerpo-alma ofrecidas a otro cuerpo-alma— en el nosédónde, encapsuladas, gravitan sobre la sustancia tiempo, no terminan por reintegrarse, ni tampoco por desaparecer. Están condenadas a existir y no, por siempre. Al quedar ahí ese cúmulo de esencias, de símbolos, igualmente dan sentencia al alma del emisor: aquello que flota, parte escindida del alma, es una muerte que se vivirá hasta la anulación del recuerdo sensible; es decir, hasta ser de nuevo lo que somos: tiempo —futuro que en sí mismo es el regreso al comienzo. Durará el tiempo que dure la ilusión de la vida terrenal—. El ser-emisor nunca podrá deshacerse de dicha pérdida de esencias, olvidarlas, porque es incapaz de deshacerse de sí mismo. Esa parte se desprendió por nuestra voluntad que a su vez fue lanzada con la intención de mezclarse con otro conjunto de esencias de otra persona. Al no lograr la conjunción con otro ser, ocurre la, nunca mejor dicho, muerte. Pues es doloroso saber que una parte nuestra ya no está en nosotros –la lanzamos por una cuestión de fe-, ni sabemos dónde buscarla para reencontrarnos —dicha muerte se vive y siente tan profundo, que incluso es peor que la ilusoria muerte corpórea. Pues en la muerte del hombre que se convierte en polvo, hay la esperanza de la trascendencia como unidad a un lugar mejor, paraíso donde nada duele; o mejor, a la nada, la vacuidad budista, o a la vuelta al todo: hay la esperanza de saber que no sabremos nada de nosotros, ni de aquellos que nos despiden. Sin embargo, al ser de esta manera, conseguimos ubicar a nuestros muertos, y allí, confiarles secretos, o pedir su ayuda. 
Sin embargo, cuando tratamos de darle un lugar a esa parte de nosotros que se ha ido (la otra muerte) de ese pedazo de muerte, surge el mayor de los dolores: la angustia por saber dónde está. Estamos, o nos sentimos, de alguna forma, desamparados, huérfanos. Eso perdido emite dolor y avisos hasta el día de la pérdida total de conciencia por parte del cuerpo-alma. Y mientras tanto nos preguntamos: ¿dónde está esa parte que soy yo? ¿Quién nos devolverá esa energía irrecuperable? Imposible. No se recupera, peor, se supera el dolor, se silencia el grito, se suplanta con otra relación de vida.


Juan Mireles  - Escritor (Estado de México, 1984) y director editor de la revista literaria y de arte Monolito (México).Ha sido publicado en la revista española Palabras Diversas (España), Letralia (Venezuela). Cronopio (Colombia), Cuadrivio (México), Punto en línea (UNAM. México), Justa Revista Digital de Editorial Jus (México), Radiador Magazine (México). Revista Anomalía (México), Revista Biografía (Brasil), Cinosargo (Chile), La ira de Morfeo (Chile-Argentina); Agrupación Puerta Abierta Chile-México. Letras de parnaso (España), Nagari (EUA), Los sábados, las prostitutas madrugan mucho para estar dispuestas (España). Almiar (España). Suicidas sub 21 (Perú); suplemento cultural La Jirafa del Diario Regional de Zapotlán, Jalisco. La pluma afilada (España). Revista Inopia (Puerto Rico). Textos suyos han sido integrados en la antología Memoria 2012 del club de escritores Palabra sobre palabra publicado por Editorial Círculo Rojo (España). Prologó el libro premiado Job aterido del escritor español Javier Sachez. Editorial Seleer. España. 2012. Participó con el ensayo “La violencia como producto de la sociedad” en el Segundo Encuentro de Escritores por Ciudad Juárez, simultáneo Colima. Formó parte del jurado del I Premio palabra sobre palabra de poesía. Mantuvo por un año (2012) el espacio Cuentos que me cuento en la web española (ya desaparecida) La pluma afilada (España). Actualmente mantiene una columna semanal en Revista Biografía (Brasil).Blog personal: http://wwwjuanmireles.blogspot.mx/

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