Ángel M. Acevedo - [Poeta Portoriquenho]
Fue cofundador de la revista literaria en El país de los tuertos en la década del 1970. Sus primeros poemas aparecieron en la Revista Guajana. Posteriormente publicó en Ventana, En el país de los tuertos, Cupey, En Rojo, Plaza, Alborada,, Poeta de Cabra y otras revistas puertorriqueñas e internacionales. Sus poemas han aparecido en las antologías Colectivo de poesía utuadeña (1990), Primera Antología de Poesía (Ateneo de Ponce, 1998), Las caras del amor (Ed. Versal, Boston, 1999), Panorama de la poesía utuadeña (2004). El Ateneo de Ponce premió su poesía en dos ocasiones. Su colección de poemas Circunstancias de la poesía (inédito) recibió Mención de Honor del Ateneo Puertorriqueño en 2006. Las revistas Ariadna y Poeta de Cabra, (Madrid, 2000) premiaron su poema Vuelo 422. Su relato “Previsiones para leer a Julio Cortázar”, fue incluido en la Antología Cien cuentos de todo el mundo (Buenos Aires, Argentina, 2007) Ha cultivado el ensayo, el cuento, el guión para la televisión y el reportaje literario.
Ha ejercido el periodismo en medios escritos y radiales, entre muchos otros oficios. Fue, hasta hace poco, Coordinador del Programa de Intercambio Internacional de la Universidad de Puerto Rico en Utuado.
Calle Cristóbal Colón Número 7, Altos
Hay una sombra en la escalera
un celaje que el tiempo reprimió desciende
y lo he mirado atravesar la calle
hacia la esquina de los locuaces verduleros.
Bastó que percibiera
la fugaz transición del ala del sombrero para reconocerlo.
¿Cómo llegaste allí, cómo llegaste, Ricardo Reis,
cómo llegaste
hasta este simple callejón sin luces
aquella noche húmeda del año 81?
A nadie le conté de tu visita,
pero de todos modos no lo hubieran creído.
Sólo hablé de una sombra en la escalera
y un celaje fortuito en la calle vacía.
Un marzo tardío
Es un marzo tardío: no ha llovido
en toda la comarca. Están secos los cerros
con tránsito de llamas que iluminan la noche.
Es un marzo tardío lentísimo y precoz en sus desilusiones.
Se siente viejo el cuerpo buscando las orillas
de un río navegable.
(Acaso no ha llegado la primavera de su viaje)
Hay caprichos que llamamos esperanzas
y que nos llevan por rumbos utópicos
hacia el solar baldío.
Este marzo de noria recurrente – entonando su música discreta-
el poema también se va de vacaciones
hacia el silencio
de la página en blanco.
Ángel Maldonado Acevedo
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