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Juan E. Yupanqui Villalobos - [Poeta Peruano]


Juan Esteban Yupanqui Villalobos, docente escritor, descendiente de la familia de Tupac Yupanqui, gobernante del tawantisuyu que fue trasladado al chinchaysuyu como mitma para gobernar esta vasta region. Su nombre indigena es Tupac Isaac II porque relaciona dos visiones del mundo, el cual empezó su padre. Es creador de la corriente literaria neo indigenista; como propuesta en los circulos literarios de Lima con Voces, y el Heraldo de LLampallec en Chiclayo. Por sus posiciones conservacionistas es perseguido por el Estado que no ve con buenos ojos el reclamo de su persona ante la desvastacion de las grandes compañias mineras canadienses norteamericanas. Sus obras poeticas: Esperanza, EESM-un negro café, Madre y cuentos como la Chununa.

Miro en tus ojos
con la sangre en sus comisuras
derramando el dolor eterno
que se resume en ellos
por el tiempo de tus sienes
con el calor de la tierra
donde cayeron tus heridas
aun arrebatadas tu manos
por el peso de la ignominia
de las calles desiertas
de una ciudad de miseria
que recorres muy de madrugada.

Con tus temblorosos deseos
arrancados a una carreta
que no se mueve al tiempo
que tu corazón no sucumbe
al sudor del esfuerzo
carcomido por el peso
que te lleva el metal
con que amarrar el hambre de quienes
viven aun en tu choza.

No veo en tus cabellos
la oscuridad del silencio
solo veo el mudo testigo
de los pesares de siempre
sin las monedas
que mitigue el pan
de cada día que
tus dientes no tienen.

No veo en tus ojos
el brillo de las mañanas
cuando corriendo
y saltando las cercas
corrías en la brisa del rocío
de aquellas mañanas
en que mirando a los apus
solicito le silbabas
¿Ahora?
Tus ojos en desvarío
por el humor del tiempo
no te consuelas
por el hedor de la ciudad
que te consume
con el sabor de licor
que consumes
con el querer de siempre
de saber el olvido.

¿Cuándo?
Regresaras con tu quepe
a visitar tus querencias.
¿Cuándo?
Me dirás
niño encárgame tus penas
¿Y yo?
Como tu amigo
te diré hermano
en éste tu camino busco
tu larga redención
que no llega
como dicen siempre
con las cruces de mayo
ni las largas peroratas de octubre
solo llegara con el tiempo
cuando tu alcohol convertido
en los ríos de la esperanza
se desborden en la riberas
aquellas que estorban el curso de nuestro rio
rio que da la felicidad de nuestra gente
con sus whipalas corriendo
con los bosques de
nuestros ancestros
al cual tu huiste
para venir a la ciudad
donde convertido en harapo
te sucumbes en un arenal
solo tapado con trapos
y cartones de infelicidad,
con el frio como acompañante
en el olor de viejas lluvias
que se acomodan en tu espalda
que caminan erguidas
en una cuesta que baja
sempiterna al faro
de la guía de las nubes
que navegan en todo el firmamento
con los luceros viajeros
que nuestros ojos
como niños que vivimos
al lado de las laderas
de nuestros puquiales
con el olor fresco a agua
aquella que tomamos con nuestras manos
cada día en la noche
para acallar los rumores
de no morir de sed
en el desierto
que se asemejan nuestras punas
sin rastros con el silencio
de nuestros hermanos caídos
en la lucha del desierto de cemento
caminando cabizbajos
con el lento peso de su vida
añorando la puna
de sus cerrajes y cantutas
que floridas todavía esperan.

Que, se mueve en el firmamento
con el lazo de los colores
que circundan los suaves
vellones de blancura
que mis ojos permanecen
quietos para verlos volar
lejos de ellos
y sentir el olor suave
de tierra mojada con jazmines
que alguna gota venteada
cae en mis mejillas
haciéndome acordar
lo junto que vivimos
con el viento y la lluvia
que al amanecer nos reímos
con el rocío de mi primavera
para darles flores a la niña
de tus ojos, con sus trenzas
y sus suspiros
De
¡Hay, niño que me dices!
Y tu mirada en el brillo
de los cielos
se estampa en las trenzas
que tanto jalasteis
en la hierba del campo
con el retozo vecino
de los primeros amores
¡Y!
Ahora en el desierto
del cemento olvidadizo
que te consume tu humanidad
donde parara,
¿Tu niña de trenzas?
Con las promesas
que en sus pechos hiciste
¿Mira?
Como te vería ahora
con tus harapos de ropa
tu maloliente gesto de alcohol
por tratar de olvidar
que degastes la felicidad
en las punas de tu tierra
y ahora en este olvidado
cemento el frio carcome
toda tu felicidad

Juan Esteban Yupanqui Villalobos
Todos os Direitos Autorais Reservados ao Autor

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