De la felicidad que está más allá
La búsqueda de la felicidad, el encuentro con el estado
de plenitud existencial, es una constante meta en el ser humano. Cada meta
individual impuesta es un anhelo, un logro que se desea obtener para realizarse
en el plano profesional o personal, no importa cuál de éstas dos formas sea, el
resultado buscado es el de satisfacción. Sentir que algo vale la pena, que se
vive para esos espacios de tiempo que creemos es felicidad y tal vez así sea:
vivir para esos breves periodos de tiempo en los que las sensaciones
superficiales (alegría, emoción, etcétera) se aglomeran y hacen del individuo
una mentira, la mentira de la felicidad, de la plenitud. Tiempo después, cuando
aquellas emociones se disipan, aparece la falta de algo, el sentimiento de
inconformidad, estado incompleto: nunca es suficiente la obtención de tal o
cual logro conseguido, se va por más y más, porque de pronto la felicidad no
estaba ahí donde creíamos que estaba, sino que está más allá y siempre estará
más allá de nosotros aun llegando a ella. La felicidad terrenal es un espejismo
de la verdadera felicidad que no se conseguirá sino en otro plano. Para ser
felices debes forzosamente dejar de ser lo que somos. Aquí, en la vida
bilógica, debemos engañarnos innumerables veces para sobrellevar la vida que
muchas veces se vuelve asfixiante.
De esta insatisfacción perenne se llega a la creación
(sin olvidar al arte vivo, la fuente de todo arte, el origen de la
sensibilidad: la mujer) artística: en un estado de plenitud, de felicidad, no
habría necesidad de crear mundos alternos, fantasías, historias en las que los
personajes puedan ser otra cosa, para lograr la plenitud, cualquiera que esta
sea. El autor, con cada obra, va al encuentro consigo mismo, pero también va a
la búsqueda de esa felicidad que sabe no encontrará en su vida que le parece
tan poca cosa, mas es consciente —o no —, de que el seguir creando es la forma
de mantenerse a flote, vivo; con cada obra terminada genera sus breves periodos
de tiempo de felicidad, en ocasiones superficiales, en otras, profundas y
sustanciales.
El escritor entonces no solo genera y crea personajes e
historias, sino sus propios estados de felicidad que sabe son periodos de
minutos u horas; es decir, se engaña infinitas veces, como si el mismo fuese
una obra en sí sin terminar en la que la felicidad siempre está más allá y sin
embargo busca llegar a ella en cada línea.
Juan Mireles - Escritor
(Estado de México, 1984) y director editor de la revista literaria y de arte
Monolito (México).Ha sido publicado en la revista española Palabras Diversas
(España), Letralia (Venezuela). Cronopio (Colombia), Cuadrivio (México), Punto
en línea (UNAM. México), Justa Revista Digital de Editorial Jus (México),
Radiador Magazine (México). Revista Anomalía (México), Revista Biografía
(Brasil), Cinosargo (Chile), La ira de Morfeo (Chile-Argentina); Agrupación
Puerta Abierta Chile-México. Letras de parnaso (España), Nagari (EUA), Los
sábados, las prostitutas madrugan mucho para estar dispuestas (España). Almiar
(España). Suicidas sub 21 (Perú); suplemento cultural La Jirafa del Diario
Regional de Zapotlán, Jalisco. La pluma afilada (España). Revista Inopia
(Puerto Rico). Textos suyos han sido integrados en la antología Memoria 2012
del club de escritores Palabra sobre palabra publicado por Editorial Círculo
Rojo (España). Prologó el libro premiado Job aterido del escritor español
Javier Sachez. Editorial Seleer. España. 2012. Participó con el ensayo “La violencia
como producto de la sociedad” en el Segundo Encuentro de Escritores por Ciudad
Juárez, simultáneo Colima. Formó parte del jurado del I Premio palabra sobre
palabra de poesía. Mantuvo por un año (2012) el espacio Cuentos que me cuento
en la web española (ya desaparecida) La pluma afilada (España). Actualmente
mantiene una columna semanal en Revista Biografía (Brasil).Blog personal: http://wwwjuanmireles.blogspot.mx/
Assinar:
Postar comentários
(
Atom
)
Nenhum comentário
Postar um comentário