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Rubén Serrano - [Escritor Espanhol]


Rubén Serrano. Escritor y periodista español
Nacido en Madrid en 1970.
Lleva más de veinte años dedicado a la comunicación. Estudió Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid y ha trabajado como corresponsal para el diario ABC y la agencia de noticias EFE.
Paralelamente a su trayectoria como periodista, su afición a la literatura le ha llevado a publicar varias obras de género fantástico, ciencia ficción, terror y aventuras, aunque en su última etapa viene dedicando una especial atención a la narrativa infantil y juvenil (con títulos tan conocidos como 'Los peque-cíclopes', 'La roca maldita' o 'El destino de Blanca Rosa').
Pertenece al movimiento Poetas del Mundo y es miembro de la Asociación Española de Escritores de Terror 'Nocte'.
Como persona sensibilizada con los problemas sociales y comprometida con las causas solidarias, suele destinar lo recaudado con sus libros a fines benéficos.

POLVO DE UN SUEÑO

Ya no siento el vacío de mi alma, de mi vida,
ahora que te tengo tan cerca
y tus ojos y tu boca y tu cálido cuerpo (tantas veces soñado)
dan calor –y color– a mi mundo.

Deseoso de beber en tus labios la esencia del amor,
te ofrezco todo lo que soy,
cada rincón de mi alma,
y te invito a que ardas sobre mí
con llamas de pasión,
pues por fin sé que ME AMAS.

Hubo un momento en el que dejé morir la esperanza,
pensando que tú,
ángel con cuerpo de mujer,
no te dignarías a mirar siquiera
a un simple mortal como yo.

Pero hoy, al ver encenderse la mañana de cristal
y llenarse de tu luz mi habitación,
he comprendido que me estabas invitando a amarte;
y gozoso, como un niño al que le han regalado la luna,
sintiendo el calor de la emoción en las mejillas,
he salido a la calle, desnudo de palabras,
a buscarte entre los resplandores
de todo aquello que fuera divino.

Y así,
hechizado por la radiante promesa de tu amor,
me ha llegado la noche oscura
(poblada de seres grises y sombras sin formas)
y en ella he podido distinguir tu luz.

Como un faro en medio de la tempestad,
has hecho que llegara hasta ti,
evitando que mi mundo naufragara en el mar de las tinieblas.

Ahora, extasiado por la música de tu voz,
herido por tu belleza,
paralizado por tus labios de rosa y tus cabellos de viento,
escucho –o creo escuchar– la llamada de tu mundo.

A tu lado,
enredado en los lazos de tu mirada,
en la luz dorada de tu risa,
siento a mi corazón temblar
a la espera de esos besos que han de consumirme.

Sé que ME AMAS: lo vi en un sueño;
los pájaros me lo dijeron;
el bosque lo cantaba;
tus ojos lo están gritando.

Sí, sé que ME AMAS y por eso te lo ofrezco todo,
esperando recibir a cambio la caricia de tus manos
y poder degustar el sabor de tus labios.

Soy feliz a tu lado, prisionero de tus ojos,
como las estrellas que hay enredadas en tu pelo
y que no desean ser liberadas.

Contigo,
todo es rosa y blanco;
y es fácil ignorar
en la nieve roja la gota de sangre gris.

Tú, Mujer Única y Eterna,
desafías al tiempo desde tu inmortalidad,
sabiendo que seguirás siendo niña dentro de mil años.

Y yo me pregunto:
“¿Cómo tanta belleza puede ser para mí?”
Tengo miedo de que todo sea un sueño
(o una broma de los dioses)
y se desvanezca al amanecer.

“Dime que eres real –te ruego–, que estás a mi lado
y que no me vas a dejar nunca...”
Mas no me contestas.

Tus palabras se han estado clavando en mi pecho,
pero ahora tú no escuchas las mías.

“¿A qué esperamos
para emprender la aventura azul del amor?”,
te pregunto, inocente, ciego...

En ese mismo instante,
como un luminoso relámpago,
comprendo la verdad –la cruel verdad–,
y vuelvo la cabeza para no oír tu respuesta.

Miro al pájaro que canta en la rama
(pájaro de noche)
y, de pronto, no está;
entonces, veo romperse el cielo de vidrio negro
y quedar los pedazos amontonados en el suelo,
como escombros de un sueño.

El dolor me traspasa, me quema, me desgarra,
al saber que todo ha sido un espejismo:
Ni te tengo ni he de tenerte,
pues tú NO ME AMAS.

Y muero ahora, en medio del polvo,
por haber contemplado tu sonrisa envenenada.

Rubén Serrano
Todos os direitos autorais reservados ao Autor

Um comentário

Juliana Ponciri disse...

Tienes una escrita fuerte y al mismo tiempo dulce...