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Leonor Escardó - [Poeta Argentina]

Leonor Escardó artista plástica y escritora argentina. Primer Premio Único Adquisición Benito Quinouela Martín. Obra adquirida por el Museo de Bellas Artes Eduardo Sivori. Obras en Museos - Pabellón de Artistas occidentales Kensuke Matsushita, Fukuyama, Japón. Colecciones privadas de Argentina y Exterior.

Tercer Premio Internacional de Pintura Proyecto MERCOSUR Cultural Séptimo Salón Fundación Volpe Stessens.

Jornadas de Creatividad para un Intercambio entre Brasil y Argentina. Fundación Argentino Brasileña Por becas e invitaciones de entidades culturales y estudios especializados viajó a países europeos, a Japón y Canadá. El rector de la Escuela de Bellas Artes de Atenas Niko Kessanlis la invitó a residir en una Mansión para artistas (Delfos) donde se vinculó con artistas griegos y europeos para programar exposiciones conjuntas y encuentros.

Posee obra pedagógica presentada a Bienales Internacionales en el Instituto Municipal de Educación por el Arte de Avellaneda (Buenos Aires). Integra Antologías de la Editorial de los Cuatro Vientos y Dunken - El decir textual - Letras Argentinas. Homenaje a Alfonsina Storni y Fuga Imperceptible (Dunken) todas presentes en la Feria del Libro 2008. En la edición homenaje a Alfonsina Storni le fue otorgado el Primer Premio Mención en narrativa por los cuentos El Vuelo de los Pájaros y la Mano de Dios.

La revista internacional Óleo y Mármol del prestigioso artista plástico Yaco Nowens difundió obra poética y narrativa a la que se agregaron otras notas sobre su obra plástica. La publicación de Nowens integra hemerotecas del mundo como la del Centro Pompidou (Paris), Museo de Arte Moderno (Nueva York y Washington), Congreso de la Nación y Biblioteca Nacional de Buenos Aires, Museo Reina Sofía (Madrid) y otras de igual reconocimiento.

Con motivo del 10ª Encuentro Literario a realizarse en Porto Alegre (Brasil) en abril de 2009 fue invitada por el organizador señor Roberto Bianchi del Movimiento Cultural Abrace a participar con obra literaria a ser traducida al portugués y así dar nacimiento a ediciones que reúnen a los escritores de la región.

Pertenece a poetas del mundo y REMES (Red de Escritores Hispanoamericanos). Conmemorando sus diez años culturales, ABRACE editó poemas de escritores latinoamericanos, incluyendo obra de Leonor Escardó (2008).

La galería EDEA de Buenos Aires de Minina Fernandez Navarro efectuó un homenaje a la mujer en el arte donde los comentarios son de Sarah Guerra, estando presente la pintura de Leonor Escardo.

***

Algunas palabras sobre mis cuentos porteños



Siempre tuve la certeza de que Buenos Aires es y ha sido la capital de los deseos de muchos hombres y mujeres que habitaron este inmenso mundo almacenando sueños para llegar a sus brazos.


Desde su nacimiento allá lejos y en las proximidades de sus cumpleaños (jóvenes quinientos años) fue anhelo y destino de tristes, sufrientes y picaros que construyeron sus escenarios en las vecindades del puerto y del Río de la Plata.


Los deseos que son tan variados, imperiosos e infinitos requieren espacios adecuados para soltarse y crecer. Este lugar único en la tierra fue ideal para anidar y fecundar fantasías.


Aquellos límpidos cielos del norte que nada ni nadie parece turbar quedaron tejidos a los del sur a menudo nublados y que descienden en lloviznas. El contraste es trágico y alude a nostalgias incurables, a anécdotas y a emociones culturales compartidas. Es un hilo de oro y plata que enhebra el norte con el sur hilvana tangos, banderas, utopías y encuentros. Entiendo, que estos escenarios son inéditos como lo son sus actores que saben que es imprescindible un telón para el inicio y el final de cada comedia que se sucede sin tregua En mis cuentos sollozan los ideales y una puerta queda abierta para descender a los túneles crepusculares y fáusticos que pueblan la ciudad y que le pertenecen enteramente al sur.
Leonor Escardo.
El Ritual
Sobre un poema de Prevert

Echó café/en la taza/ echó leche/en la taza de café/echó azúcar en el café con leche / con la cucharita/lo revolvió/
Bebió el café con leche / dejó la taza sin hablarme / encendió el cigarrillo/ Hizo anillosde/ humo/
Volcó la ceniza/en el cenicero/ sin hablarme/ se puso de pie/ se puso el sombrero / se puso el impermeable/ porque llovía/ y se marchó/ Bajo la lluvia / Sin decir palabra/ sin mirarme/ y me cubrí / la cara con las manos/ y lloré
Jacques Prevert

Se llamaba Juan Rosas. Rosas con “ese” no con “zeta” como solían repetir con risas aquellos que señalaba como malvados burlones y que según sus comentarios no lo querían.
Era un hombre acostumbrado a buscar sus nostalgias para sentirse vivo. Los recuerdos constituían poderosos imanes hacia los que convergían los aburridos espejos de las cosas. Estaban todos juntos, amarrados con aroma a café y a cigarrillo encendido.
Esos vapores que partían de la taza mezclados al humo y al azúcar revelaban el comienzo de un largo ritual iniciado en otro tiempo coloreado con tristezas y despedidas.
/Bebió el café con leche / dejó la taza sin hablarme / encendió el cigarrillo/ Hizo anillos de humo/
Sabia que era extranjero y que nunca olvidaría su pueblo. Me contaba que a los cielos y mares se los veía totalmente azules sin una sola nube que los turbara. Parecían espacios calmos y serenos. Cada uno de nosotros nos sentíamos un poco pintados con ese azul porque era como si nos hubiera “pintado el alma” decía, con una sonrisa triste. Luego me contaba que decidió viajar a este país del sur por un tiempo pero con la idea de volver al pueblo de su nacimiento.
Trataba de explicarme su melancolía producida por estos cielos grises siempre nubosos que le robaban las esperanzas, se quejaba. Durante algún tiempo compartíamos las tardes hasta la llegada de la noche. Nos quedábamos a oscuras hablando hasta que yo encendía la luz. Imprevistamente él callaba y se iba quien sabe adonde. Estoy segura que amaba más su soledad y al cigarrillo que nuestros encuentros. Es que los círculos de humo parecían más fascinantes por todo lo que podía descubrir en sus fantasías sinuosas, cargadas de misterio y que poblaban su soledad.
Una tarde no me habló más. Desde entonces los silencios se fueron superponiendo como blancos papeles con un fugitivo olor a aroma a café y otro breve olor a cigarrillo que más estaba en el recuerdo, como colgado en un perchero del tiempo.
/Volcó la ceniza/en el cenicero sin hablarme/ sin mirarme / se puso de pié/
Confieso que no estaba preparada para compartir sus lejanías en las que adivinaba el adiós instalado entre nosotros, modelado por el tiempo, con espacios que se sumaban cada día y que no podíamos llenar. Estas cenizas que guardo es lo único que me dejó sin buscar dejarme nada. Fue antes de ponerse de pié.
/Se puso el sombrero / se puso el impermeable/ porque llovía/ y se marchó bajo la lluvia /
El sombrero desteñido por el tiempo era su otro amigo, tan querido como el cigarrillo. Solían estar juntos muchas horas recorriendo la ciudad hasta que cansados regresaban.
Esa mañana llovía y la lluvia parecía responder a su cábala interna de humedades tibias que mojaban los recuerdos. Recibió un solo llamado en su celular únicamente algunas palabras adelgazadas por su tristeza me alcanzaron. “No, eso no lo hablé, no, no lo comprendería.”
/Sin decir palabra/ sin mirarme/
Súbitamente quedamos abrazados a nuestras distancias y sintiendo el frío de las soledades que se nos trepaba a los dos.
No hallé ninguna magia aunque la hubiera querido encontrar para que me devolviera las flores silvestres del amor que se fué, alguna palabra o sortilegio que produjera el milagro. Pero no vino nada a mi encuentro de lo que ansiaba.
/Y me cubrí la cara con las manos y lloré/
Lloré por las miradas que se llevó y que ya no serán para mí.
Lloré por sus nostalgias, por esa extraña costumbre de buscarse en el pasado. Lloré, porque me dejó sus llaves aquí sobre la mesa donde solía dejar el sombrero. Con estas llaves entraba, y yo esperaba que su cuerpo pasara rozándome apenas para luego alejarse. Cuando se aproximaba yo sentía un ritmo que nos envolvía a los dos, y un olor muy peculiar, como un perfume de otros tiempos y que en segundos se perdía. Todo era muy breve y concluía con el sonido de las llaves que dejaba sobre la mesa.
Siento mis manos húmedas sobre mi cara y me duelen estas lagrimas que resbalan sin limites por mis mejillas porque recién ahora descubro el adiós no pronunciado de Juan Rosas.
Leonor Escardo.
De “Antologías de Poetas y Narradores”.
Editado por Cuatro Vientos y Dunken.
Feria del Libro 2008.

Los ojos de la lluvia

El agua anda descalza
por las calles mojadas
(Pablo Neruda)

Hoy

ahora

aquí

he capturado los ojos de la lluvia

los encontré afilados

dibujando las lágrimas del cielo

que se alargaban como si fueran dedos.

sobre los tristes muros.

He buscado en ellos

sorprender infinitos vacíos

abandonados por las formas

en esa recurrente búsqueda de geometrías

que se alternan, se suceden, vagan y mueren.

La lluvia ingresa

a olvidados rincones que lloran sus tristezas.

Cae el agua que tiembla

junto a palomas guardadas en balcones,

todo es penetrado, alcanzado, sorprendido.

Todo es lluvia y todo está en mis ojos

hasta los pensamientos de la lluvia

que están en mis pupilas

parpadeando las luces y las sombras

en paraguas que pasan

sin comprender que pasan.

Paraguas multiplicados en espejos,

sedientos espejos de agua que todo lo devoran.

Siento que esta es,

la pausa larga de la lluvia

la que se toma para llorar sus penas

las penas que siempre guarda el cielo.

Es el denso intervalo que permite

el brindis del cielo con la tierra

el encuentro de ambos en un abrazo de agua.

Algo se me revela,

algo vive en mis ojos

de otros ojos iguales a los míos.

Alguien capturo la lluvia sin quererlo

por algunos instantes,

como yo

sin saberlo,

y estamos compartiendo

la ingravidez del agua

y el sollozo largo del espacio

y sus secretos,

Pienso y siento

que otro día de lluvia

nos vamos a encontrar

en las pupilas

sin querer o saberlo

capturando otros ojos de la lluvia

en otro circunstancial llanto del cielo

donde todo transcurre

casi sin huellas

en el gran invisible

que nos une y nos deja.

 Leonor Escardó
Publicado 2009. Revista Digital PERSONA

Pinturas de Leonor Escardó




Leonor Escardó
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