LA POESÍA DE LOS SIGNIFICADOS Y LOS SIGNIFICANTES DE LA AUTORA MEXICANA MARIZELA RÍOS TOLEDO

La poesía de los significados y los significantes de la autora mexicana Marizela Ríos Toledo

Su trabajo literario ejercita diferentes estrategias poéticas como poemas visuales y fonéticos presentados en eventos diversos con música en vivo generalmente acompañada y dirigida por el músico Humberto Adam.

______________________________________________

MARIZELA RÍOS TOLEDO. Juchitán de Zaragoza Oaxaca, México. Licenciada en Letras Españolas ENSM con Especialidad en Competencias Docentes en la Universidad Pedagógica Nacional.

Diplomada en Literaturas Indígenas Contemporáneas, Configuraciones Literarias, Educación y Cultura Indígenas realizado por UNAM, INI, ONU, UNESCO.

Diplomada en Literaturas Europeas Contemporáneas en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia del Instituto Nacional de Bellas Artes INBA con registro en la Secretaría de Cultura.

Participante en el curso de Exilio y Migración en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia.

Incluida en la Antología MUJERES POETAS DE MÉXICO. Participante con Poesía recitada en la FONOTECA MUNDIAL DE POESÍA.

Participó en Eventos Literarios presenciales en México, Cuba, Costa Rica, Nicaragua, Perú, Chile, Venezuela, Madrid, Marruecos, E.E.U.U.

Libros de poemas publicados: AD Libitum Edit. Praxis 2016, Suite en LA Palabra Edit. Praxis 2019 y Poesía en contrapunto Edit. Arde Chihuahua Editoras 2021.

Participante en más de veinte Antologías Nacionales e Internacionales. Poeta del Mundo (9158).

Miembro del grupo de Poetas del Mundo México. Miembro del Colectivo Mujeres de Letras México. Miembro de Mujeres Poetas en el País de las Nubes México. Miembro del Colectivo Cultural Gragea Diaria de Poesía. Argentina.

La poesia de Marizela Ríos Toledo

ASOMBRO A ESCALA

¿Sabes de la tierra no prometida?
¿del sitio donde nuestro paso es pausa?
El miedo se pega al hueso,
el gallo canta dos horas antes de la luz,
cuando el infierno se avoraza como último destino.
y el amor sucumbe en la ceniza.

Rompo mi garganta al cantar el presente.
Amotino la fuga en la próxima mentira.
Tengo miedo de las mariposas,
sacuden mi enigma y el arrepentimiento.
Queda atrás el reflejo de los ojos,
la sangre como país insumiso que evita la raíz en la vena.

La sorpresa es juez y parte,
persiste como un salmo en mi umbral.

Ruego fertilice la certidumbre
en la intermitencia y el hábito
de las razones con que existo.

EMANCIPACIÓN LOGRADA

Para no ser la misma
nada intento.
Los árboles me hacen ronda.
Abrazo la indiferencia,
la duda de pertenecerme en el otro,
la sombra que canta su perfil
con el vaho de la sospecha que me aspira.
Evito el destierro que me hace su huésped.
Evito que Dios se ausente.
Arropo su brillo en el horizonte
de la iglesia más cercana a esta casa que me habita.
Son fantasmas los tulipanes,
los juegos que me sobreviven
como presencias de trapo en mi cuarto,
como ángeles a los que ruego
ganar su anuencia
con sólo cinco pesos y sean mi antorcha.
Recojo la ira que han tirado en el asfalto
y como yo,
mutilado al enemigo.

Con el aire bosquejo nubes.
Un trébol se humedece, lloro,
o es que puse tilde de vidrio en mi acento
y no es exacto mi ritmo.

Como un equilibrista, tambaleo el corazón
en los rieles de la tierra que no es suya.
Se estruja mi cuerpo,
declaro la guerra a la luna que lo encandila
y a la lengua que la transforma en salitre.

CHIAPAS: CONTRAPUNTO Y FUGA

Huyen quienes tienen aún alma
cuando chisporrotea la luz.
Los dientes rechinan al sentir que el tropel de tábanos
puebla sus brazos en el aire que aúlla como mono
roza,
apura a las siluetas que estrellan sus cabezas en el fuego
a convertirse en humo.
Entre las rocas, los rezagados ensanchamos el pecho
para sofocar el miedo.
Imposible era derrumbarnos, dirigirnos la palabra.
El lloriqueo de los murciélagos ensombreció el descampado
nos quedaba confundirnos con la penumbra.
La selva sudó en los arrinconados.
Rugía la bestia.
Hombres y mujeres se abren paso con los codos,
abren sus bocas de horror, chocan sus manos.
En los rostros se desencajaron los anhelos.
Su horizonte se ciñó de ceibas, mientras las arterias de la noche chisporroteaban.

¿Qué sentíamos por ellos, los que transitamos en los lindes de nuestros ajetreos?
¿Conmovió su padecer las márgenes de concreto de nuestra certidumbre?
¿Nos importaron?
¿Las tormentas que inundaban su pecho
acaso nos desequilibraron?
No, ni dentro o fuera de esas latitudes.
No sentíamos nada.

Los que atestiguamos la infamia supimos de su dolor.
Quienes venían de lejos expulsaron sus almas con el vómito.
Los de este lado, los que habían perdido a Dios y sus nombres olvidaron,
hacían escarnio de los que salieron de sus tierras, los golpeaban en la espesura,
masacrando sus cuerpos llenos de preguntas.

Un zumbido de la selva hacía croar los anuros.
Nadie volteaba.
Hombres y mujeres al cruzar la frontera
fecharon su calendario
hundiéndose en el vado,
con la oquedad de sus voces.
recordaban la lágrima que dejaron en el plato,

Así traspasaron las puertas del infierno.
Desataron la esperanza en sus zapatos al sufrir lo inesperado
como el responder a los nombres les impusieron
emulando zumbidos de chicharras y chillidos de murciélagos.

Los violaron en repartos.
*
*
*
¡Tú la diecisiete y el treinta y ocho!
¡De tín marín de do pingué! …
¡Que resuenen los gemidos! …
Sus ruegos llegaron al brocal del cielo
no hubo piedad.
Los quemaron.
Enmudecieron los perros con los jadeos
hasta que dejó de cimbrar la carne en los caídos.

En el cielo no había mirlos.
¡No hubo más recuento de los golpes!
El silencio empezó a ondear desde las raíces de los árboles.
Los cuerpos apilados desplomaron su mundo en el lodo.
No volverían a las tierras arrasadas…
Se despedazó el paraíso.
En el fango apestaban las oraciones de los que no emigraron.