Habla al
silencio
El silencio no puede existir si no hay sonido, por
lo que hay que hacer el ejercicio del silencio para llegar al sonido. El
silencio tiene una particularidad, forzar al individuo a conversar consigo
mismo, a mirar a si mismo y a conocerse a si mismo. Por tanto este misterio no
se encuentra ni se descubre en el mundo, se encuentra y se aprende en el
corazón de los humanos que lo buscan para mejorar su existencia. El silencio,
aunque parezca raro decir, puede ayudar al ser humano a encontrar respuestas a
nuestro propio misterio.
Hay tres tipos de silencio:
- El silencio físico que consiste en no hablar y estrictamente no
generar ruido.
- El silencio mental se reduce a no pensar.
- El silencio espiritual es llegar al silencio total para encontrar el
campo de la manifestación suprema.
Los pasos para encontrar el silencio son: El silencio como ejercicio
mismo; y la meditación.
El primer paso es el silencio por el silencio, que radica en la fuerza
de voluntad para ejecutarlo. Es aprender a controlar el manejo exacto de las
palabras. Para lograr este silencio es necesario concentrar la atención en
elementos mucho más sutiles casi imperceptibles que nunca está acostumbrado a
escuchar como es el latir del corazón, el crujir de los pisos, la respiración.
El otro paso es callar para escuchar: Si estamos en la naturaleza
magnimus y optamos por callar y suspender toda acción humana y demostramos un acto
de humildad y de respeto aprendemos a escuchar los mensajes de la naturaleza a
través del viento, el agua, los árboles y todo ello constituye un alimento a
nuestro espíritu para sentir los mensajes puros sin prejuicios e intenciones.
El tercero es la meditación: Es un paso más allá del silencio en sí. Ya
no es un alimento para el alma sino que constituye la esencia divina. La
meditación nos permite realizar el silencio físico y el silencio mental, donde
ya no es la voluntad sino que existe una fuerza más ajena que nos hace callar a
nuestra mente. Es el momento en que tenemos que aceptar al pensamiento como un
río, que fluyen ideas hasta que llega un momento en que se calla y lograr que
fluya solo energía.
La concentración de la energía y la atención en el asiento del alma, sin
aprehensión, sin deseos, sin ansiedades, dejando que se haga es imprescindible.
La vida que llevamos tiene poca soledad, pero la misma que está cargada de
penas, conflictos, alegrías, pero se vuelven insensibles, ya que jamás estamos
solos, ya que estamos atados al ayer, al recuerdo; y los llevamos con nosotros
estas cargas que no nos permiten dejar atrás el pasado y solamente cuando
afrontamos y resolvemos en el momento preciso llegamos a la soledad.
Es importante llegar a la soledad y dar a este espacio importancia en la
búsqueda de la virtud y la libertad. Ninguna virtud puede funcionar sin este
espacio vasto en sí mismo, nos es necesario el silencio ya que no podemos tener
contacto con lo nuevo si no estamos solos, sin ninguna experiencia, influencia,
es decir tenemos que estar vacíos, -la vasija tiene que estar vacía para
llenarlo-, y solo su espíritu silencioso tiene la posibilidad de ser claro. La
única meta es generar un estado de espíritu capaz de dominar el pensamiento y
si nosotros no establecemos verdaderos fundamentos contra el miedo, dolor,
ansiedad no podremos salir y tener un espíritu libre de tortura.
El espacio y el silencio son necesarios para ir más allá de las
limitaciones de la conciencia. La pregunta es ¿Cómo un espíritu activo puede
estar en calma? Nosotros podemos moldearlo, perseguir un ideal que consiste en
tener un espíritu calmado, pero no tiene ningún efecto si actuamos con rigor ya
que se estanca. Ejercer un control en cualquier forma es represión, es decir se
ejerce un conflicto, y la mayor parte de nuestras vidas son disciplinadas por
las presiones exteriores de la sociedad, de la familia, de nuestros
sufrimientos, de nuestras experiencias, nuestro conformismo a una ideología y a
su estructura. Estas disciplinas son mortales, por lo cual debemos evitarlos a
través de eliminar las represiones, temores.
Nuevamentente nos preguntamos y ¿Cómo hacerlo? No se trata de
disciplinarlo y luego adquirir la libertad. La libertad hay que adquirirlo al
principio y no al final. Comprenderlo es liberarse del conformismo en materia
de disciplina. El acto mismo de aprender es disciplina, es decir se convierte
en claridad para comprender la naturaleza de las cosas y toda su estructura. El
silencio permite el encuentro consigo mismo, es un paso a otro nivel del sonido
más armónico, por lo cual el silencio no puede ser descrito, ya que todo
aquello que se puede describir es conocido, y uno no puede librarse de lo
conocido sino sólo muriendo todos los días, para que las células del cerebro
estén siempre frescas e inocentes, Pero esta cualidad no es de la belleza del
silencio, este silencio es un pequeño comienzo como si uno pasara de un pequeño
hueco hacia la inmensidad del océano y no podemos comprenderlo verbalmente sino
hemos comprendido la estructura de la conciencia.
Víctor Manuel Guzmán Villena - Escritor e Poeta
Equatoriano Licenciado em Ciências da Comunicação e Dr. em Ciências
Políticas. Possui o Blog: La Puerta Mágica. Todos os direitos autorais reservados ao autor.
Assinar:
Postar comentários
(
Atom
)
Um comentário
Hermoso artículo!!!
Postar um comentário