Vinicius desenfadado: 200 imágenes de una vida intensa [Marcela Mazzei]
Vinicius desenfadado: 200 imágenes de una vida intensa
Fotografías del archivo personal de quien fue su pareja argentina y de un fotógrafo cazafamosos de la Buenos Aires de bohemia y la tertulia, junto a otros materiales, se pueden ver en la muestra homenaje Vinicius saravá, hasta el 16 de febrero en el CC Recoleta.
Por Marcela Mazzei
Saravá decía al saludar, copa en mano y la otra lista para una muestra de cariño. La palabra se usa en Brasil, más bien al norte, para expresar buenos deseos y Vinicius de Moraes la dedicaba a todo el que lo cruzaba en alguna tertulia. Vinicuis habría cumplido 100 años y esa palabra que repetía como un mantra le dio nombre a Saravá Vinicius, la muestra homenaje que hasta el 16 de febrero se puede visitar en el Centro Cultural Recoleta, con entrada gratis.
“Fue una propuesta de Marta Santamaría, que fue su pareja argentina”, cuenta Renata Schussheim, gran amiga de Vinicuis y creadora del concepto de la muestra. “Pero yo tenía una meta muy clara: era no hacer nada solemne, porque él no lo era. La idea era hacer algo con cariño... pero no daba ni para poner los cartelitos en las fotos”, dice a propósito de las casi 200 imágenes, del archivo personal de Santamaría y del fotógrafo Gianni Mestichelli, que están identificadas en las paredes de la sala Cronopios con flechas en marcador negro a los nombres de los protagonistas, a veces con revelaciones, otras redundantes dada su celebridad.
Puente entre la alta cultura y la cultura popular, su bossa nova y su poesía destilaban esa elegancia que ahuyenta los fantasmas de lo popular atado al barullo; y convirtieron a la cultura carioca en arte universal. “Era un hombre fantástico, libra como yo, y muy divertido hablar con él. Llegaba a Buenos Aires y todos corríamos atrás del él, como la miel a las moscas”, rememora Schussheim al personaje vivo más allá del legado, el hombre que se casó siete veces y no se cansó de disfrutar de la vida, que murió la madrugada del 9 de julio de 1980 en la bañera de su casa en Gavea, a los 66 años.
Vinicius en el restaurante del hotel Antiguo Monasterio, Salvador de Bahía, septiembre de 1976; en una foto de su mujer Marta Rodríguez Santamaría. Cuenta Renata Schussheim. "Lo conocí porque Daniel Divinsky me ofreció hacer la tapa de Para una muchacha con una flor (1973; Ediciones de la flor), y cuando vino a Buenos Aires fuimos a buscarlo al puerto, porque venía en barco por su miedo a los aviones. Ahí entablamos una entrañable relación amistosa. Para mí él fue un maestro de la vida, en la intensidad con que vivía las cosas, las charlas de literatura, su sentido del humor".
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