Apresentação e Fragmentos do livro:
HERENCIA DEL VIENTO
(solo el viento posee la verdad absoluta)
por alejandro delgado
DEDICATORIA
A los que cometen errores
A los que se equivocan
A los que tienen la certeza de la incertidumbre
Al inconmensurable amor de mis hijas y mi madre
A las y los amigos que hieren con la verdad, que no matan con la mentira
PREAMBULO
Las temáticas del poemario de Alejandro Delgado son variadas, sin embargo podemos decir que, principalmente, el autor retoma los temas universales que han cautivado a poetas y artistas de todos los tiempos como la muerte, la soledad, el amor y el tiempo. Aunque se trate de temas universales el tratamiento que reciben en cada una de las épocas y en cada uno de los artistas y poetas es distinto, de acuerdo a las formaciones ideológicas que les toca vivir.
Alejandro Delgado al aglutinar en su poemario todos aquellos temas, hace de su poesía un tema universal ¿Cómo desligar el tiempo de la muerte? ¿Cómo identificar el tiempo sin la espera y a ésta sin la soledad y el amor?
Pero también la concentración de las palabras conlleva significados distintos. El silencio, las cenizas, el viento, el mar, el fuego, la ceguera el deseo, el agua, el cuerpo, el río, el frío, la piedra, el espejo las plegarias, el tedio, el humo, son palabras que en contextos diferentes generan connotaciones que remiten siempre a los temas ya descritos.
Lo que queremos decir es que en los poemas de Alejandro los temas y palabras se entrecruzan y convergen en la soledad, la muerte , el amor, el tiempo y la sociedad, y que la vinculación estrecha entre ellos hacen de su poemario un gran poema. No obstante, para facilitar el acercamiento a su poesía, lo he separado en cuatro temas: el amor, el tiempo, la sociedad y lo sensorial.
AMOR
En los poemas amorosos de Alejandro Delgado se encuentra la presencia de los cuatro elementos en concordancia con en el sentimiento ambivalente del amor de seguridad y de miedo, en donde se funden agua y calor, viento y tierra, esto se observa en su poema “Enjambres de ser” en varios de sus versos, como en estos dos, por ejemplo:
“Soy sólo este azar coincidencia de viento y tierra”
(…)
“un hombre con vocación de río fluyendo al manantial de tus sueños”
El agua, la sangre, la saliva, son líquidos que se encuentran presentes también en su poesía, que remiten a la simbología universal del amor y de la procreación, en cuanto líquidos corporales identificados con la vida, en el mismo poema se encuentran estos versos:
“duende saltando entre ríos de tus flujos y sueños”
“minero buscador de tus secretos
Que se guardan traviesos en el sabor de tu saliva”
La presencia de los sólidos en los poemas de Alejandro no aparece con connotaciones distintas a la de los líquidos, sino con significados que se complementan: la piedra, el reloj, la piel, el vientre, el espejo, la tierra, unidas a la representación de aquellos, convergen en el sentimiento de amor o en el acto amoroso. Las palabras, de la misma forma que los temas, se insertan en su poesía como presencia misma de la vida humana.
TIEMPO
Entre los semas que representa el tiempo en la poesía de Alejandro se encuentran principalmente los que refieren a las lexias: cenizas, día, noche, eco. Para expresar el tiempo hace uso de un recurso literario que consiste en utilizar dos sustantivos al final de cada verso, o bien, un verbo y un sustantivo con los que adjetiviza o da sentido a la frase que designa al tiempo; por ejemplo en el poema “La médula de cronos” dice al final de cada uno de los versos de la primera estrofa :
“carne de fuego”
“desnudar la aurora”
“terror de la noche
“caigan las estrellas”
“entraña del medio día
En las dos últimas palabras de cada uno de estos cinco versos, sólo utiliza dos verbos, “desnudar” y “caigan” que anteceden al sustantivo, y en el poema “Cronología”, utilizando el mismo recurso dice:
“oscuro es el canto de las cenizas de los creyentes”
“paz es lo que lubrica mi deseo y el aullido de mi sombra”
“me acompaña la rabia del espacio contra el tiempo”
“el tiempo es el mejor amigo de mi sombra”
“mi sombra es el canto del silencio”
En esta parte del poema se observa que las dos últimas palabras son sustantivos cuyo funcionamiento refuerza el sema del tiempo en relación al espacio, espacio y tiempo aparecen contrarios.
Al finalizar este poema Alejandro les da a los últimos versos una terminación con sustantivos:
“espinas de las flores”
“Manantial de los sueños”
“apuesta contra el tiempo”
Otro recurso del que se vale el autor es el de oponer identidades, por ejemplo, en el poema “Tiro de gracia” dice: “El agua que se ahoga en su propia transparencia”
SOCIEDAD
Si en los poemas relativos al tiempo se encuentran como constantes dos sustantivos al final de cada verso, en los poemas que refieren a lo social encontramos casi siempre a un sustantivo antecedido de un verbo al final de cada verso, lo que le da al poema connotaciones sociales de hambre, marginación, soledad y abandono; pero al mismo tiempo muestran la lucha del ser yo, contra el ser otro: el individuo contra las formas sociales que rechaza.
Veamos este párrafo:
Me cuesta un ojo de la cara
Ser citadino de salario modesto
Homologando mis sueños a destajo
Con el insomnio pagar puntual el telecable
La joyería de fantasía de mi amante
La tumba en condominio de mi hermana
El predominio de los verbos en los versos del poema “Fe ciega”, hay una inclinación hacia el rechazo a la imposición social de la competencia en la escala social. Los sustantivos empleo, fila, escalera, reglas de hielo, rabia, fuego hipertensión, dolor, antecedidos o precedidos por los verbos conseguir, formar, empujar, subir, medir, hendir, cambiar, continuar, bajar, entre otros, indican el estado del ser y la competencia entre los seres por ocupar un lugar social para figurar o ser respetado en el estatus conseguido. Sin embargo, a estos verbos que, de alguna manera, indican acción de fuerza, de coraje e inconformidad, se suavizan con las expresiones “reglas del hiero, “ironía del fuego”, “silencio del canto” y “gritos hipertensos”, para mostrar al ser humano doblegado ante las costumbres impuestas por la sociedad fincada en la competencia.
El poema “copia de respaldo” es también una muestra del manejo de sustantivos y verbos, de verbos y sustantivos, para exponer la carga semántica de la inconformidad y la ironía.
En el poema “Cambio social” Alejandro termina sus versos con sustantivos antecedidos de verbos para darle al poema una carga semántica de sumisión a la autoridad por parte de las masas, veamos:
Verbos sustantivos
Cambiar--------------------------------el mundo
Reclutar--------------------------------borregos
Engañar---------------------------------pastores
Ser-------------------------------------de otro color
Devorar---------------------------------doctrinas (ideologías)
Mediante este recurso Alejandro expone las prácticas políticas de los partidos y de los líderes contemporáneos, expresando en los verbos una ilusión que niega la misma acción pasión que conlleva el verbo; los sustantivos representan una realidad como ilusión de hacer, y realidad de no hacer que se estatiza en las prácticas que ya han sido institucionalizadas, por cualquier color de partido, por cualquier tipo de masa o dirigentes, que hacen que el mundo permanezca tal y como está porque el verbo que debe ser acción se convierte en ilusión.
LO SENSORIAL
Las sensaciones en los poemas de Alejandro no las podemos tratar por separado, éstas son una constante en el poemario, aunque no alude directamente a los sentidos, se perciben éstos a través de semas que los connotan.
Todos los temas son expuestos por Delgado en un ambiente sensorial, aún en las frases que puedan connotar racionalidad se encuentran dominadas por lo sensorial. Para el poeta ”el tacto es la viva extensión de los verbos”, es “el manantial contenido en uno mismo” que baña todo lo existente en la medida en que éste se absorbe por el tacto. Alejandro deja en el lector una sensación de ósmosis. No podemos decir entonces que Alejandro incursiona por el tema de la sensoriedad sino que ésta se expresa en su poesía como algo propio e inherente.
Sin embargo, en el poemario se encuentran dos poemas que aluden directamente a los sentidos, principalmente al sentido del tacto, estos poemas son “El tacto” y “Estado de Gracia”; en el primer verso del primero dice: “El tacto es una correlación de fuerzas” para remitirnos semánticamente a la energía que vibra al contacto físico de dos cuerpos. Y en el verso “El tacto es la viva extensión de los verbos”, remite a la acción o movimiento, que es propiciado por el contacto de la piel con algo exterior, pero que origina una reacción, como se ve en estos versos:
El tacto es un tatuaje enamorado de lo incierto
Es el río que engendra el ojo de agua
El manantial contenido en uno mismo
El tatuaje como inherente a la piel es lo mismo que “río” y “ojo de agua”, es lo mismo que el yo y su propio tacto expuesto en el manantial de sí mismo, hombre y tacto son uno mismo, el ser y el sentir se unen en estímulo-respuesta.
El segundo poema, “Estado de Gracia”, ya es extensivo a otros sentidos, si bien el tacto aún se asoma en el poema, como un sentir que se expresa en éste, son el oído y la vista los que son mencionados. El sonido se evidencia en el ritmo del correr de las aguas, en percusiones que llegan hasta el alma, en “sonidos que arrastran en su vuelo las grutas de la memoria y el terrible aullido del futuro”, así como también en “la risa y el llanto”, en la “melodía y la canción del maquinista”, en la “armonía en yerbas de nube silenciosas”, en las vibraciones del violín y en la sinfonía del poema. Alejandro, en este poema se refiere al ser humano: al “hombre mitad mirada mitad oído” ubicado en el mundo sensorial.
Si bien es cierto que los poemas de Alejandro Delgado no se encuentran exentos de los temas universales, también lo es que el tratamiento que reciben se encuentra permeado por los intereses y modos de representar la realidad en el mundo contemporáneo, sin llegar a caer en clisés o estereotipos establecidos.
Blanca Cárdenas Fernández
Morelia, Michoacán. Agosto, 2008.
PROLEPSIS
La respuesta está en el viento
Bob Dylan
¡Ah, el viento! Con sus géminis virtudes habita el mundo. Recorre el mundo. Hace del mundo una imagen y semejanza de su vocación por la metamorfosis. ¡Ah, el viento! Filósofo y poeta es el viento. Tutela de respuestas tiene. En él se aloja todo aquello que quiere ser salvado, rescatado, custodiado de las manos y los ojos que no merecen tocar ni acariciar. De las manos y los ojos que más les valdría ser arrancadas de su cuerpo, para que no hagan de su cuerpo un campo de batalla oscuro. Ya lo dijo Bob: la respuesta está en el viento. En el viento que huye de las estatuas y de los museos, de la cantera y de las raíces, de la ley de cualquier gravedad y de la gravedad de los corazones que no saben las virtudes de la danza. La respuesta está en el viento que recorre las cosas del mundo sin nunca detenerse en ellas. Ágil equilibrista y burlador, hace notar su presencia pero jamás detiene su juego de máscaras y pies ligeros (“como aquel soldado que cava una trinchera en el mar/ o esa nave que ancló por siempre en la profunda tormenta”). Por eso sus herencias no pueden ser de las que pesan, de las que nos dejan aullidos en las manos o insobornables llagas en los pies. Pero entonces ¿Cuáles pueden ser las herencias del viento? Tal vez todo poeta no escribe sino para encontrarles tres pies a todos los gatos que habitan sus preguntas, para avivar el fuego de sus meditaciones ebrias, para no quedarse con las ganas de romperle la madre a todos los espejos. Para encontrar el hilo negro que lo guíe en este laberinto de noche sin remedio, en el que nunca entenderemos ni las mínimas orillas de una rosa. Tal vez por ello Alejandro Delgado nos haga entrega de uno de los frutos del árbol de su viaje: Herencia del viento. Título que lleva tiempo (Herencia) y movimiento (viento), dos de las potencias de la danza. Danzar es movimiento y tiempo. Danzar es ir dejando estatuas de aire en la mirada del mundo. Danzar es no andarse por las ramas cuando el cielo es amorosa frontera derrotada. Si. Lo que hace Alejandro es danzar, danzar y cantar las Herencias del viento. Son muchas las entradas y salidas por las que pudiéramos ingresar a este canto y a esta danza. Habría que inventar entradas y salidas. Pero la mirada que me asesora en estos casos me dice que son tres las líneas que podrían seguirse en la ciudad de este libro. El amor, la medianoche y la realidad.
Empezando por la ultima de las líneas –la realidad- diría que una de las herencias del viento es la de habernos quitado la venda de los ojos necios que creían y juraban saber de qué materia estaba hecha esa construcción poética llamada realidad. Saber a Ciencia cierta. Esa venda que juraba tener los pelos en la mano de la burra realidad. Por ello Alejandro comienza con un poema titulado sueños que se hacen sueños y no podemos menos que recordar la anagnórisis de Segismundo cuando nos dice “¿Qué es la vida? Un frenesí, ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, que toda la vida es sueño y los sueños sueños son” Y en repuesta de siglos Alejandro nos dice “. . . el sueño que martilla maderas de sangre/ las piedras del río multiplicando estrellas/ y despierto al sueño del despertar/ soñando despierto el sueño del soñar/ como aquel soldado que cava una trinchera en el mar/ o esa nave que ancló por siempre en la profunda tormenta. “ Así, el poemario es asaltado por imágenes que cavan profundo en el viento para ir clavando un escalpelo en la piel –en apariencia dura- de la realidad, o más bien, de la piel que los seres humanos hemos inventado y llamado realidad. Fetiche de nuestros insomnios. Otro ejemplo de este interés poético por romperle los huesos a la realidad está ejemplificado en el interesante poema titulado cronología en donde amparadas bajo una sensual musicalidad se van desdoblando las metáforas una tras otra, engarzadas, ligadas, movidas por comunes resortes que hacen que el lector cabalgue a pelo por sus regiones. En un despliegue lúdico, casi como en una especie de cadáver exquisito o poesía automática, cada palabra final de un verso va sirviendo para suscitar el siguiente. De esa forma, la realidad se sujeta al capricho creativo de la mano que la dibuja. Dice Alejandro en este poema “oscura la fruta del huerto donde los muertos crecen sus raíces/ raíces son los ríos del mar y los caminos que se hunden/ se hunden en mí ser todas las piedras y las espinas de las flores/ las flores de los lirios suicidas en el manantial de los sueños/ los sueños son mi mejor y mi peor apuesta contra el tiempo” Habría que decir también que los fantasmas que recorren el trabajo de Alejandro son –entre otros- los del surrealismo y su metralla de imágenes surgidas de lo que solamente el sueño, la locura y la noche pueden ofrecer. A pesar de ello –paradójicamente- esta poesía es más bien de regiones templadas. Hierven sus imágenes pero su construcción está medida por la lógica que su creador les ha impuesto.
La otra raíz –aérea- de Herencia del viento asienta sus intenciones en lo que Heidegger llamaba la medianoche, palabra con la que el filósofo alemán buscaba darle imagen a la imagen de un mundo sumido en el poder de la instrumentalidad. La imagen de la medianoche como la de un mundo en donde la oscuridad toma en sus manos el control de todo y ya no hay ni la mínima luz para mirar de frente las cosas. Desde entonces hasta el día de hoy (tiempo de granadas, aviones que se caen de pronto y crisis económicas entre otras) la situación no solamente no mejora sino que se profundiza. Aunque sin dramatismos ni detonaciones verbales, los poemas de Alejandro no detienen ni un verbo, ni una imagen, ni un giro de sintaxis sin candado, todo ello con tal de mostrar ciertas huellas de lo oscuro. Lo dice –por ejemplo- de manera breve, clara y contundente en el texto significativamente titulado tiempo que perder: el tiempo pasa como la saliva del ansia/ se arremolina en la esquina del instante/ tiempo que siembra y cosecha tiempo/ cuando el todo se hunde en la nada” también cuando nos dice que “ella bosteza el peso del tedio/ sonríe el sabor amargo de su mirada/ que es el conjuro de la apatía/ una eterna excusa para el principio/ el cuento de nunca acabar/ cuando la mediocridad/ se vuelve fiesta” Cuando la mediocridad se vuelve fiesta. . . esa mediocridad en la que desde hace muchos tiempo nos tiene reservado el tiempo histórico y que puede reflejarse de muchas formas. Otro filósofo alemán (Federico Nietzsche) también nos habla y previene en su Así hablaba Zaratustra de que algún día ya no habría tiempo para las estrellas danzarinas. Parece que sus profecías están vivas y coleando aquí y ahora. De alguna manera sus palabras y las de otros tantos artistas y pensadores hacen acto de presencia en las propias palabras de Alejandro Delgado. El eterno retorno de quienes no dudan en poner el dedo en la sombra para recordarnos lo que –como diría Heidegger- ya hemos olvidado que olvidamos.
El tercer lado del triángulo de esta Historia del viento lo constituye el tema de lo amoroso/femenino/erótico. La mujer es el destino del viento nos dice el poeta en un texto (…la mujer es el destino del viento) en donde efectivamente se dibuja la manera en la que los ojos de quien escribe, ven a la mujer. También nos comparte su bella imagen-pensamiento sobre el amor: “se ama/ entre el sueño y el despertar/ con el sabor aleatorio de los sueños nocturnos/ que desnudos someten su goce a la tiranía del día/ a todo eso que hace de nosotros algo desconocido en la memoria/ y que la herida en la hendidura florece con nuevas huellas y preguntas.” Aquí, en este tiempo de medianoche, hay sin embargo espacios (nocturnos de por sí) para que el eco de la luz alce la mano y diga: Presente. Uno de los poemas amorosos en donde se logra mayor intensidad es el titulado enjambres de ser. El vuelo poético es mayor en estos enjambres. Intensidad que hace que la lectura transcurra sin apenas darnos cuenta. “todo lo que soy/ un puñado de sal perdida de mar/ lo que mis manos hacen/ lo que se hurga en la espuma de la verdad/ y sueño ser mis manos construyendo la caricia/ en la más precisa extensión de tu piel.” El amor es sin duda otra de esas ficciones que los seres humanos hemos inventado tanto para intentar zurcir el abismo que nos separa de los otros como para dominarlos. En esta paradoja es en donde se vive la tragicomedia del amor. En ella ahonda Alejandro Delgado. Y al igual que en las otras secciones, la recorre con pasión pero sin arrebatos.
Esto y más cosas podrían decirse del trabajo de Alejandro, del nuevo ejercicio de creación de este artista michoacano. Quede ya para los ojos del lector adentrarse en estas páginas para reconocer sin miedo pero con el compromiso de asumirlas, estas Herencias del viento.
Ernesto Hernández Doblas
Noviembre 2008
sueños que se hacen sueños
camino por la calle frenética de inclemencias
mis pasos oscurecen lo que florece en el viento
camino sobre las aguas y el desierto marino
visto mi piel de humo
camino con pies desnudos de fuego
y mis sombras andan descalzas
en tanto mi silueta de ecos
se hunde en una pesadilla de piedra
sueño que mi vida
es la enredadera trepando la piel del silencio
el deseo fragmentando los espejos del instante eterno
el sueño que martilla maderas de sangre
la piedra del río multiplicando estrellas
y despierto al sueño del despertar
soñando despierto el sueño de soñar
como aquel soldado que cava una trinchera en el mar
o esa nave que ancló por siempre en la profunda tormenta
Alejandro Delgado Ramirez
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