Mabel Escribano [Poeta Espanhola]
no conducen a ninguna parte
aunque no lo dicen.
Espacios mudos
sin señales
sin líneas continuas
ni discontinuas
sin arcenes ni peraltes
sin teléfonos de urgencia.
Caminos solos
abandonados
sin nadie que les diga
“te caminaré mañana”.
Caminos de los días
sin pena ni gloria
esos que no logramos recordar
dónde los perdimos.
Esos que permanecen
doblados en el tercer cajón
del armario del olvido.
Ya he enterrado mis horas de ayer
duermo para nacer mañana
nuevos gritos saliendo de mi garganta
de mi vientre, yo
emergiendo otro día
Parto doloroso de mi misma
cesárea matutina
bostezo de alivio
al divisar el sol por la ventana de mi vida
llorando de belleza.
Tengo el final de una historia
sin historia
un gato inexistente
un título de nada
y la nada en una botella
que dice “Aire de Barcelona”.
Tengo un amigo que nunca me llama
una disculpa que no llega
una postal que me mandaron
hace diez años desde Roma
y sigue de viaje.
Un vecino que no sabe abrir su puerta
otro que confunde
el timbre de su casa con el mío
un amigo hipocondríaco
con una imaginación enferma
que la deja a dormir en casa
los fines de semana.
Un montón de libros sin leer
otro montón que no recuerdo haber leído
amigos que se han ido
otros muy idos que se han quedado
la memoria de mis querencias
un aire a triste locura
que no encuentra forma de sanar
porque no quiero
prisa por tener tiempo
para tener prisa
El final de una historia sin historia
aunque tengo una historia
pero no recuerdo en que lugar
la tengo.
Que me desespera este no tenerte
y ahogo el tiempo de mi piel
en beber tu imagen
emborrachándome de ti
tambaleándome por las calles
de mi imaginación
arrastrando mi deseo
por el recuerdo de tu cuerpo
hincando mis manos
en los senos de tus senos
perdiendo mi boca
en la desesperación de masticar
las letras de tu nombre entre tus labios
infierno anhelado
fuego de los míos secos de ti
borrachos de esta maldita espera
Hoy hubiese podido morir de ti
de la ausencia de tus ojos
en los míos.
Hoy hubiese podido
dejar ir a mi corazón
en busca de ese cielo
en el que no he creído pero
mirándome en el espejo
he decidido que te podía amar mejor
desde mis propios ojos
aunque los tuyos estuvieran mirando
hacia otra parte.
Poema: Mabel Escribano
Mabel Escribano
Derechos Reservados
Nenhum comentário
Postar um comentário