Pedro Sevylla de Juana [Publicitário, Conferencista, Tradutor, Articulista, Poeta, Ensaísta, Crítico e Narrador Espanhol]
Aficionado a la lectura, y deseoso de fijar al papel mis hallazgos y contrariedades, escribo desde muy temprano. Me rendí a la poesía sin condiciones, y la prosa poética fue el resquicio por donde entraron los relatos breves. Ellos, y las sorprendentes facilidades del procesador de textos, me llevaron, ya asentado en la madurez, a la novela. El interés por la lengua y la cultura portuguesas, posibilitó mi actividad de traductor y el regreso a la poesía. Colaboro en diversas revistas literarias digitales de Europa y América, tanto en lengua castellana como portuguesa.
Tras dejar mi pueblo y Palencia, residí en Valladolid, Barcelona y Madrid; pasando temporadas en Ginebra, Estoril, Tánger, París y Ámsterdam. Viajero intermitente, paso la mayor parte del tiempo en El Escorial, dedicado por entero a mis tres aficiones más arraigadas: vivir, leer y escribir. El fruto de esa ocupación lo forman veintidós libros publicados; entre los que hay novelas, narrativa breve, ensayo y poesía. Trabajos míos figuran en seis antologías internacionales.
y del triángulo
isós
celes.
Pude serlo
cuando rabia y osadía,
se enfrentaron con tus únicas fuerzas
al brutal
atropello dominante.
en defensa de la cosa pública
puesta entre paréntesis por la rapiña privada.
En una parte
lo común y, enfrente,
el individuo aislado nutriendo su egoísmo.
Belleza acorralada de las flores,
de la ternura, de la solidaridad fraterna,
bajo un cielo atormentado
sobre una canción protesta.
pero no supe aprovechar la rara
ira
de la mano izquierda
bañada en el óleo inconformista,
rebelde,
de tu sangre de fragua,
la que templa el acero
de la espada.
la queja
entregada a la obediencia sumisa. El Papa
tararea mi canción.
Y la tiranía sigue
aquí y allá,
sana, salva y próspera.
genuinos
agujeros negros de todo cuanto
existe;
servidos por legisladores a sueldo,
mercenarios de la inteligencia estéril
verdugos sin conciencia ni piedad,
que día tras día
desangran
corderos humanos.
hace falta desnudar a mil, dos mil,
diez mil
pobres.
Pude ser teu cúmplice
na quadratura do círculo
e do triângulo
isós
cele.
Pude sê-lo
quando raiva e ousadia
se enfrentaram com tuas únicas forças
ao brutal atropelo dominante.
em resguardo da coisa pública
posta entre parênteses pela rapina privada.
Numa parte
o comum e, em frente,
o indivíduo isolado nutrindo seu egoísmo.
Beleza acurralada das flores,
da ternura, da solidariedade fraterna,
baixo um céu atormentado
sobre uma canção protesta.
ira
de a mão esquerda
banhada no óleo inconformista,
rebelde,
de teu sangue de frágua,
o que tempera o aço
da espada.
a queixa
entregue à obediência submissa.
O Papa
cantarola minha canção.
E a tirania segue
aqui e lá,
sã, salva e próspera.
genuínos
buracos negros de todo quanto
existe;
servidos por legisladores a salário,
sacerdotes do deus
dinheiro,
mercenários da inteligência estéril
Eu pude, e dói-me a lembrança de não ter sido.
Pude ser teu cúmplice contra aqueles
que apagam qualquer riso,
qualquer gozo,
verdugos sem consciência nem piedade,
que dia depois de dia
dessangram
cordeiros humanos.
faz falta despir mil, dois mil,
dez mil
pobres.
Pedro Sevylla de Juana
Todos os direitos autorais reservados ao autor.
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