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SELECCIÓN POÉTICA DE VILO ARÉVALO



Selección poética de Vilo Arévalo
Por: Raúl Allain*


Vilo Arévalo (Lima, 1982) Amante de las historias que atrapan. Se autoproclama el Rey Bufón del Sarcasmo, lleva el emblema de la fantasía en su corazón y es protegido por la luna. Tiene la capacidad de hacerse escuchar, así sea en el medio escrito. Sus historias y poemas calan en la psique del lector. Estudió administración en la URP y tiene fascinación por el comportamiento humano. Utiliza su empatía innata como coach y como fuente creativa. Fue descubierto y rescatado del anonimato como escritor en 2007, publicando su poemario Arco Iris en Negro y participando, el mismo año, en la antología Abofeteando a un Cadáver. Posteriormente, participaría en las antologías La Imagen de las Palabras, Veinte Poetas y Convergencias. Su segundo poemario, Lágrimas de Arlequín se publicó el 2011. Su primer libro de cuentos titulado Cuentos Oscuros para Días Luminosos se publicó en 2021. Leerlo es arriesgado y adictivo. Administra el blog www.dulcesarcasmo.blogspot.com

Poemas de Vilo Arévalo


Tres metros abajo

Bajo el frio y blanco mármol,
duermo tranquilo,
mientras sirvo de alimento
a la tierra que alimento mi ser.

Me pudro bajo tres metros,
bajo el césped húmedo;
bajo el ramo ya marchito de rosas blancas.

Mi cuerpo se entregó a la temida dama.
¿Cómo negarle algo a esa insistente mujer
que con un beso me durmió,
igual que mi madre lo hacía
cuando era tierno y frágil?

Sueño con el vacío,
mientras los gusanos carcomen mi carne,
mientras me vuelvo negro polvo.

Los lazos estrechos del dolor
hace mucho tiempo que dejaron de ajustarme.
¡Y todo gracias a esa misteriosa mujer llamada Muerte!



Laberinto de espinas

Navego las espinas venenosas que cubren el laberinto aéreo
hacia las almas que habitaron mi corazón.
Si bien cada rosa tiene su espina,
no toda espina tiene su rosa.
Las abejas obedecen a su reina
la orden es clara: atacar a los intrusos. Soy uno de ellos.
La ponzoña de sus aguijones quiere subyugarme
¿Seré parte de su colmena?
Las bifurcaciones en el camino son confusas.
Sin importar la decisión que tome,
bailaré descalzo sobre púas.
¿Qué es lo correcto?
Las ramas no permiten ver el final.
El viento que se cuela por las espinas silencia los gritos de dolor.
Las abejas siguen mi pista.
Buscan que me conforme como ellas.
Partes de mi ropa se atoraron detrás de mí;
gotas de mi sangre y sudor enjuagan el lodo de las espinas letales
mientras mis lágrimas emiten olor a desesperación.
Joven que busca la espada y el escudo
sin saber que no es necesario elegir:
se puede tener los dos.
La reina abeja es gigante,
me mira desde su cómodo trono.
Sus esbirros buscan defenderla.
No cuentan con que yo use las espinas como armas.
La luna violeta ilumina el laberinto espinoso,
su brillo oscila entre rosa y azul.
La reina ha caído.
Soy el nuevo rey.
Es momento de liberar a las abejas para que otros no deban enfrentarlas.
Las espinas siguen rodeando mi reino.
He aprendido a navegarlas con menos heridas,
aún mi sangre, sudor y lágrimas las nutren de vez en cuando.
No importa… tengo en mi poder lo que buscaba.



Susurro de Lluvia

Lluvia que susurras al caer,
eleva tu melodía para romper las cadenas de la bestia que llevo dentro.
Libera mi alma de la maldición antigua y sana las heridas causadas por el odio propio.
Que las notas resuenen en el aire y le den a mi espíritu
la aceptación que traerá paz.

Bestia y humano,
ambos juntos volarán al ritmo del susurro de la lluvia.
Que el miedo se aleje.
Lluvia cantarina, limpia el veneno que me inyecté a lo largo de la historia.

Ven tormenta.
Eleva el volumen.
Convierte el susurro en canto de ópera. No todos podemos oír.

Melodía de amor,
purifica a esta abominación que se enreda en plantas salvajes.
Aclara la ilusión que construye prisiones.
Sana los efectos del veneno.
Oráculo oscuro que me engaña, libera las bestias internas y al bardo con pánico escénico.

Lluvia cristalina,
muéstrame los glifos del idioma perdido con la muerte de los Titanes.
Que los búhos y cuervos me enseñen a perdonarme por el daño que causé.
La memoria de la lluvia susurrante se llena de nostalgia.

Las estrellas secuestran a inocentes y culpables por igual.
Coleccionan las emociones que las alimentan bajo el velo de sombras.
La luz morirá temporalmente.
Ven dulce lluvia, visítame en el limbo entre la vida y la muerte.

Susurra tu canción, lluvia.



Vistiendo la Capa y la Daga

La capa y la daga ocultas en la iglesia obscura son reliquias que recuerdan el tiempo en el que el noble asesino se ocultó bajo la luz filtrada por el vidrio multicolor.

Las velas a medio consumir contienen las plegarias olvidadas y las lágrimas derramadas anhelando milagros.

Hay algo reconfortante proveniente de la desolación del arrepentimiento; el bálsamo que nos hace renacer de nuestras muertes temporales...Nada puede renovarse si es que primero no toca fondo.

El miedo a ser encontrado se acentúa... decidimos escondernos a simple vista... El solitario templo nos evalúa el espíritu, pero no nos juzga. Nuestro juez, fiscal y verdugo somos nosotros mismos.

La redención llega si se lo permitimos...si la llamamos. No es secreto que me oculto en las sombras y que uso un antifaz de terciopelo para que no me reconozcan.

Las plumas desparramadas en el piso junto a restos de cuero, símbolo de una batalla que duró más de lo necesario...ángeles y demonios perecieron por igual en este lugar...

Los humanos que decimos ser superiores... los humanos que decimos ser débiles... somos severos en las sentencias.

Que caiga la noche... que las lágrimas ensangrentadas me limpien mientras me cubro con la capa y cargo la daga en defensa.

Este perfume ácido es nuestra esencia: Notre Faute ... la emanamos como zorrillo miedoso.

Que caigan las plumas negras... es momento de aceptar responsabilidad para cauterizar heridas mal curadas...

Aquí, bajo la luz filtrada por el vitral, cerraré mis ojos para esperar aquella cura prometida mientras visto esta capa y daga.



Arena

¿No te cansas de contar cada grano de arena que cae?
Olvídate de esa trivialidad…los segundos no se recuperarán
por más que quieras.

Aprovecha y construye castillos con esa arena
que inclemente cae.
Construye, destruye,
Reconstruye, desarma
Y levanta muros.

Ya no hay tiempo para que lleves la cuenta
de los minutos que se escurren por el embudo.
Olvídate de esa nostalgia que te quema con fuego azul.

La velocidad del pasado
Intentando vencer al futuro es superflua;
pero, si alcanza a tu presente,
recuperarás heridas que se abrirán de antiguas cicatrices.

Corre, respira y actúa…
no permitas que los espectros que arrastras
te pisen los talones…
no podrás escapar si logran ponerte sus garras encima.

Deja de contar los granos de arena caídos.
No te distraigas con eso.
Tienes una tarea más productiva.

Deja de huevear y empieza a vivir…
la arena no volverá a subir.





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Raúl Alfonso Allain Vega
. Escritor, poeta, editor y sociólogo. Presidente del Instituto Peruano de la Juventud y director del sello independiente Río Negro.




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