Jorge Melgar - [Poeta Mexicano]
Director de la Casa de la Cultura de la Ciudad de Comitán (1983-1989).
Director del Teatro de la Ciudad “Junchavín” (1992-1995). Autor de un pequeño libro “Carta a Jaime Sabines” con motivo a su sensible fallecimiento en marzo de 1999.
Forma parte de la antología del Estado de Chiapas “Poetas Chiapanecos le cantan a Sabines”
Autor de Segunda Carta a Jaime Sabines “En los Límites del Fuego” (2009). (inédito).
Poeta desde 1958 al ser ganador de un concurso de poesía sobre “La Revolución en Chiapas”.
Ha dado recitales en su ciudad natal y en la Capital del Estado Tuxtla Gutierrez, Chiapas.
Le han publicado algunos poemas en la Rep. De Cuba.
Merecedor de algunos reconocimientos por su labor como escritor y poeta.
En el 2008 le conceden el Premio Estatal “CÉSAR PINEDA DEL VALLE” por su destacada labor como poeta y periodista.
Autor desde 2006 de la revista cultural “GLOBAL” en forma impresa y desde 2008 online cuya dirección es:
wwwglobal-jibarito.blogspot.com
En la foto JORGE MELGAR recibiendo el reconocimiento “CÉSAR PINEDA DEL VALLE” (2008) entregado por la poeta BLANCA MARGARITA LÓPEZ ALEGRÍA Presidenta Estatal de la Asociación de Poetas y Escritores de Chiapas A.C. y actualmente Directora del Teatro “Jaime Sabines” en la ciudad Capital de Tuxtla Gutierrez, Chiapas; México.
MARIMBA.
Como espíritu en las
copas de los árboles
cadencia estelar
de los divinos ángeles:
tú
sonoridad,
recinto de las hojas vibratorias,
sonido esbelto reptando más allá
de los jardines:
eres la misma escalinata
de fiebres amorosas,
y abundancia en el vacío,
música arrancada
del tallo que apuntaba
a las estrellas.
Como eterna profecía de los sueños,
vínculo de la noche
abismándose en el llanto,
silencio
en medio del follaje,
olor a cántaro dispuesto
en el arroyo de todas las memorias.
Naciente tecladura
junto al polvo de pájaros
trinando de angustia.
Tecladura de fuego
en el otoño que calcinaba
los días de erosionada tierra.
Tecladura con alma de estampida
desnudando flores.
Tu nacimiento, dulce verdad,
fruto crepuscular
de las horas silenciosas.
Corazón detenido en el perpetuo llanto.
Jardín con inmaduros bulbos de
adormitados gladiolos,
tuviste que escribir sobre las calles pequeñas serenatas
donde quedaban dormidos sensitivos anhelos
y donde los párpados de mujer
soñaban en sus labios besos.
Tú,
sonoridad,
marimba de las sombras,
mano con su perpetuidad
de espíritu
subiendo la escalinata de los sueños.
Tú,
sonoridad,
marimba de todos los tiempos,
de todos los pecados.
Jorge Melgar
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