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Tulio Galantini - [Escritor Argentino]

Tulio Galantini. Periodista de radio/ Escritor de Aguafguertes en el diario/ Autor de una novela. Viajero buscando flores en el desierto.

Aguafuerte

El hombre en busca de sentido (Viktor Frankl)
Usted me va a perdonar, estimado lector, pero si sigue leyendo va a leer cosas que son muy desagradables. Le sugiero que vaya al horóscopo, es más divertido, que tomarse la vida en serio. Hoy, le voy a tratar de explicar lo que es la logoterapia. Trata de que usted se enfrente con el sentido de su propia vida, para, rectificar la orientación de su conducta en tal sentido. Por consiguiente, la definición de logoterapia es válida, en cuanto que el neurótico trata de eludir el cabal conocimiento de su cometido en la vida, y el hacerle sabedor de esta tarea y despertarle a una conciencia plena, ayuda mucho a su capacidad para sobreponerse a su neurosis. Logos es la palabra griega que equivale a sentido, significado. De acuerdo a la logoterapia, la primera fuerza motivante del hombre es la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida. Por eso hablo yo de voluntad de sentido, en contraste con el principio de placer o voluntad de placer, en que se centra el psicoanálisis freudiano; y en contraste con la voluntad de poder que enfatiza la psicología de Adler.

La búsqueda por parte del hombre del sentido de la vida constituye una fuerza primaria y no una “racionalización secundaria” de sus impulsos instintivos. Este sentido es único y específico en cuanto es uno mismo y uno solo quien tiene que encontrarlo; únicamente así logra alcanzar el hombre un significado que satisfaga su propia voluntad de sentido. Viktor Frankl, el creador de la logoterapia, cree que el hombre es capaz de vivir e incluso morir por sus ideales y principios. Todos necesitamos “algo” porqué vivir. La voluntad de sentido es cuestión de hecho no de fe. La insistencia de algunas personas en principios morales no es más que una pantalla para ocultar sus conflictos internos. En la búsqueda de enfrentarse a su propia existencia, para que su vida sea más significativa, es posible que en algún momento el hombre sea sincero consigo mismo y se desenmascare. Hay un tren que pasa, en la vida, cada tanto, el hombre, puede tomarlo, si está atento, si se sube al tren correcto tiene posibilidades de descubrirse, si pierde el tren, tendrá que esperar otro tren, que tarda de siete a diez años.


La Biblioteca de Babel
“(…)Quizá me engañen la vejez y el temor, pero sospecho que la especie humana –la única- está por extinguirse y que la Biblioteca perdurará: iluminada, solitaria, infinita, perfectamente inmóvil, armada de volúmenes preciosos, inútil, incorruptible, secreta. Acabo de escribir infinita. No he interpolado ese adjetivo por una costumbre retórica; digo que no es ilógico pensar que el mundo es infinito. Quienes lo juzgan limitado, postulan que en lugares remotos los corredores y escaleras y hexágonos pueden inconcebiblemente cesar –lo cual es absurdo-. Quienes lo imaginan sin límites, olvidan que los tiene el número posible de libros. Yo me atrevo a insinuar esta solución del antiguo problema: La Biblioteca es ilimitada y periódica. Si un eterno viajero la atravesara en cualquier dirección, comprobaría al cabo de los siglos que los mismos volúmenes se repiten en el mismo desorden (que, repetido, sería un orden: el Orden).
Mi soledad se alegra con esa elegante esperanza.”
Jorge Luis Borges. Ficciones.



La Biblioteca del Fin del Mundo
La Sociedad de Poetas del fin del Mundo se propone construir una biblioteca virtual, en red con todas las bibliotecas del Sur; desde el Río Colorado, hasta el último faro del fin del mundo. En cada Faro, la casa de la luz; una biblioteca. En cada biblioteca, la sala de los Sueños y la sala de las Dudas.

En esas salas, redondas con un gran globo terráqueo en medio de una mesa central, hay solo un sillón de cuero verde; se entra de una persona por vez; sólo podrán entrar a leer y meditar, mirando el mar, los patagónicos que tengan una duda crucial, sobre el sentido de su vida, y que no la puedan dilucidar por otros medios.

Las bibliotecas serán los nuevos templos del futuro. Y los templos actuales serán museos. La conciencia se expanderá lentamente. Los hombres seguirán buscando lo imposible. Pero con otros soportes. La palabra surcará la Patagonia; nombrando un nuevo Renacimiento. Los laberintos serán pintados, señales que sigan a las antiguas. La búsqueda eterna. Para que vean los Ciegos, como Borges, y como yo.


Tulio Galantini
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