Rosse Marie Caballero - [Poeta Boliviana]
Foto:Rosse Marie Caballero (foto: carlos rimassa, 2008) |
Tiene seis libros publicados:
*Antítesis (poesía, 1998)
*Hojas de Eva (poesía, 2004)
*In versos (antipoesía, 2006)
*Enigmas de la esfinge y otros relatos (cuentos, 2007)
*El vuelo de la esfinge (novela, 2009)
*Los vagidos del gato (cuentos, 2009)
TRES
De tanto amar
el amor ya fatigado
lluvia, céfiro, mares, vientos.
Vientos –duendes del Levante-
hojas secas, polvo, arena.
En el umbral los naranjos,
casi rojos, amarillos han tornado.
Nubes blancas, mortajuelas
grises, plomizas, esfumantes
en el fondo de la sombra se ha quedado
la encendida lamparilla titilante.
¿Cómo vencer al sueño herido
cuando el alma desterrada no camina?
Vientos –duendes del Poniente-
hojas secas, polvo, arena.
No camina, no. Duerme,
-trémulas palidecen sus mejillas-
o tal vez desfallecida, sueña el eterno
navegar de los mortales.
Trashumante cielo oscuro sin arroyos
haz de abrigar esa divina palabra
sin testigos. Una firma negra y sola
en el envés de la luna
dice adiós al buen destino.
Adiós... ¡ una palabra tan débil !
Vientos –duendes del Levante-
hojas secas, polvo, arena.
Hay que inventar la muralla que divida
el odio de palabras vocingleras
hay que verter en la tinaja de arcilla
otras aguas atmosféricas, más tranquilas.
Vientos –duendes del Poniente-
hojas secas, polvo, arena.
En el umbral los naranjos,
casi rojos, amarillos han tornado.
Cuando un hombre ama a una mujer
El sol mira con ojos de Adonis
-hermoso y brillante como la luz-
caracoles y caballitos de mar
cabalgan la orilla mojada en cayenas,
azules irradian las nubes
y en el espejo el rostro
se dibuja bordado con hilos de amor.
Todo. Todo parece un sueño
también la penumbra
la noche encrespada de celos
las calles, que solas pasean
envueltas en manto caliente de besos.
La neblina, la brisa que golpea tu pelo
con el viento olímpico de las alamedas.
Adonai,
tu nombre ha sonado como un portazo en mi oído
¿acaso no viste el daño que has hecho en mi cama
al dejarme sin sosiego ni aliento, desnuda?
El hombre que ama no perdona una noche
se nutre de algas y aromos
entre las enaguas de su bien amada.
Adonai... no corras...
pues juntos podemos alcanzar la gloria.
Deja los quejidos y tu arrebato de loco y de niño
espera que llegue a tu pecho cansada y sedienta
(bebamos café...)
ya la noche aprieta los melocotones
y una sombra ardiente derrite mi cuerpo.
El jardín espera que llegue su lluvia y se moje.
Rosse Marie Caballero
Un poema del libro Hojas de eva, Santiago de Chile, 2004.
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Um comentário
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