Chileno, ex miembro del Grupo América y la Escuela de Santiago, agrupaciones de los sesenta en Chile. En Canadá desde 1975, doctor en literatura y traductor, ha publicado los poemarios El evasionista/The Escape Artist, Poems 1968 – 1980, Ottawa, 1981; La Calle, Poemas, Santiago, Chile, 1986; Tánger, Santiago de Chile, 1990; Tangiers (versión en inglés), Ottawa, 1997; Vitral con pájaros, Ottawa, 2002; Reflexión hacia el sur, Saskatoon, 2004, De chácharas y largavistas, novela, 1993 y la antología Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Canadá 1993. Tiene prosa, poesía y crítica en diversos países. En 2000 ganó el concurso de nouvelle de_www.escritores.cl_con El diario de Pancracio Fernández Algunas de sus publicaciones en antologías figuran en Cien microcuentos chilenos, de Juan Armando Epple, Cuarto propio, Chile, 2002; Los poetas y el general, Eva Golsdschidt, LOM Chile, 2002; Anaconda, Antología di Poeti Americani, Elías Letelier, Poetas Antiimperialistas de América; El lugar de la memoria. Poetas y narradores de Chile, Editorial Ayún, (Santiago, Chile. 2007); Latinocanadá, Hugo Hazelton. (MacGill-Queen’s University Press, 2007),
Poéticas de Chile. Chilean Poets. Gonzalo Contreras. Editorial ÉTNICA (Santiago, Chile, 2007); 100 cuentos breves de todo el mundo, Sergio Gaut vel Hartman, (Ediciones Desde la Gente, Argentina, 2007); The Changing Faces of Chilean Poetry: A Translation of Avant Garde, Women’s , and Protest Poetry, Sandra Herron, The Edwin Mellen Press, 2008, USA y en Poetry International, especial double issue 13, 14, 2009, featuring Chilean Poetry Today, San Diego State University Press, 2009
Malos pasos
Farandulera
Farandulero
Saca el paraguas
Del paragüero
La mina rica
Y el tipo viejo
Dónde la viste
Salta pal lao
Que aquí no damos
Trago ni asao
Farandulera
Farandulero
Saca el paraguas
Del paragüero
Que están lloviendo
Perros y gatos
La noche es larga
El día es corto
Con la pastilla
No más aborto
Salgan chiquillas
Sin alharaca
No se me achunche
No se me achique
Con la pastilla
Posición firme
Como una hora
Farandulera
Farandulero
Saca el paraguas
Del paragüero
La vida es corta
La muerte vasta
Traiga su plata
Póngase el terno
Esa faldita
Que le dio el pascuero
Farandulera
Farandulero
Sale la luna
Con aguacero
Qué noche rica
Qué trago espeso
Corre que corre
Por el guarguero
Toque la banda
Baile despacio
Que muchos años
Dure la cuerda
Farandulero
Con este cuerpo
Me voy cortado
Farandulera
Con esta talle
Me eligen reina
Pida permiso
Váyase al baño
Deonde saliste
Viejo cucarro
El pelo ralo
Farandulero
Farandulera
Suenan los truenos
Se corre el rímel
Se llueve el techo
Se apaga el brillo
Cantan los gallos
Vamos pafuera
Para un puchito
Llamemos taxi
Ya está clarito
No quedan cobres
No cantan ciegos
Váyanse cabras
Vamos viejito
Que el mundo sale
Con su cuchillo
Cantan, los gallos
Sí, parece
Los gallos siguen cantando sobre todas nuestras ciudades
Cada vez más alto se eleva su canto
sobre las torres más altas
Ahora perdidas sus cúpulas de metal y vidrio
en enrarecidas alturas
Que envuelven terrazas babilónicas
en que viven los más ricos de la tierra
Muy lejos de la vasta urdimbre de trabajos y dolor
que les envuelve los pies
Sí, se nota
cada vez más alto
En un afán para atravesar esa nubosidad tóxica
hacia aires más puros
Cada vez más inalcanzables
Mientras nosotros la muchedumbre
tratamos de esponjar nuestros pulmones
Para sacar unas moléculas más de oxígeno
para que nos circule por las venas
Parece
Que los gallos siguen cantando
Elevan sus crestas en la mañana
cuando cantan
Les tiemblan las papadas
pero sólo los vemos
Ya no los escuchamos
es el rumor de la ciudad eso que oímos ahora
Sólo vemos la cabeza vuelta hacia arriba
de los gallos
Se nota
que cantan
cada vez más alto
Si no fuera porque ya no tienen desde dónde cantar
ni vigas de gallineros
en patios traseros que ya no existen
ni escarbando la tierra con sus espolones
Dónde cantan entonces los gallos
a lo mejor sólo en nuestras cabezas
El poeta en el sueño
Como aparece en el sueño
colectivo el poeta
Gigante dando pasos sobre la tierra
de un color que es todos los colores
con una voz que es todas las voces
Sobre mares desiertos montañas
los caminos transitados
las urbes de perfil mellado contra el sol
Envuelto en una manta seca y húmeda
que es la suma de todos los climas
Seguidos sus pasos por una horda
cuyo rumor le llega hasta las alturas de la cabeza
De los seres de sangre fría que reptan
o caminan con muchas patas
Minúsculos mueven seudópodos
o de variopinto pelaje en cuatro patas
Hablan sus diversos rugidos o a lo mejor es un canto
Como apareció en ese sueño
el poeta gigante
Velando sobre los techos dormidos
sobre la tierra
sembrando pájaros
Anticlaudicatorio
Jórgeme
Etchevérryme
No dejes que mi perfil se vea de frente
Que la izquierda siempre sepa lo que hace la derecha
En estos tiempos de identidad turbia
Como pájaro incierto
Aunque los días se me lluevan en la espalda
Como los siete pecados capitales
No dejes que la vida se vuelva
La cadena del poeta
Jorgéame
Para caminar por este mundo
Matando dragones
Como Pedro por su casa
Etcheverréame
Que mis pies marchen este apellido terco
Por 100 años
Arcayéame bien arcayeado
Para no olvidarme de dónde vengo
Para seguirme estirando
Como gato al sol
Como un hombre gordo
Camino
como un hombre gordo
La cabeza un poco baja
Los brazos a los lados
Rígidos
Con pasos lentos, medidos
Me miro en la vitrina que me enfrenta
Más bien alto
Vagamente delgado
Como un adolescente de apretados bluyines
O un esqueleto
¿y qué me hace entonces
caminar por la vereda
así
como un hombre gordo?
--las causas se arremolinan
no tan sólo en mi cabeza, ahora que pregunto—
sino que parecen desplegarse
como las infinitas plumas de la cola de un pavorreal
que augurara puro maleficio
y me detengo dudando en la esquina
antes de cruzar la calle
sobre cómo, donde
comenzar el inventario
Ciudad contrita
Hubo hace distancias
ojos disueltos de peces o humanos
hoy intenciones invisibles
estampan los muros
estrechan ventanas y puertas
sometiendo a tormento el ramaje de los árboles
Viudas de negro languidecen
sombras se retuercen en lo alto del viento
o se desencadenan por entre las moradas
de una ciudad sin gatos
vistiéndose de niebla
del humo lento de su niebla
Perduran las tibias costumbres
Doncellas maduran aún entre los corredores
alzan la vista de primorosos bordados
con frío
no abren la puerta por la noche
el padre destruye la tarde desde el invernadero
fijos sus ojos en la calle
Las sombras aúllan en lo alto del viento
cayendo sobre campanarios muertos
figuras de negro llegan a los suburbios
y los viejos se mueren atisbando los signos
El follaje se seca a mis espaldas
o más bien la roja luz del rojo sol inmóvil
Aguas salobres
Flores marchitas
el polvo que todo lo carcome
salvo la piedra de los monumentos
salvo el esqueleto de los hombres perversos
Bajo la mueca del sol que devora los colores
Las sombras gimen en lo alto del viento
y se desprenden oscilantes como murciélagos muertos
sudario de exangues moradas
de todo
salvo de la piedra
de los monumentos vestidos de extrañeza
de nada vale ya rezar y santiguarse.
Augurios
Tras los acordes
algo viene de las sombras
Hay tardes
Casas altas y viejas
Noches de luna
Incluso los vasos de cristal
llenos de un licor rojizo
Cuándo vendrá, cómo caerá
Qué caerá, qué vendrá
Explotará acaso
soltando demonios a los vientos
Se abrirá la tierra en mil bocas rojas
de fuego
Descenderá largo manto de cenizas
0 será tras de cualquier esquina
desde cualquier ojo
Caminemos
Durmamos
Sabemos que ya viene
con sus pasos
sus remotos pasos
a lo lejos
Haciendo tañir
las cuerdas broncíneas de los nervios
y retumbar en sordos ecos
las cavernas del cerebro
Retorno con sueño, súcubos, cielo y risas de niñas jóvenes
No sé si fue antes o después de la noche cuando ese súcubo me aplastaba y provocaba mi involuntaria erección sin por otro lado ofrecer agujero para el alivio de esa tensión acumulada, por otro lado es sabido que los súcubos no son entes reales, que no tienen agujeros materiales, pero como los antiguos chinos entregados a los vapores del opio, el asceta o no tanto visitado por súcubos siempre podrá se llevado a la eyaculación por sus propias tensiones interiores. No sé exactamente si fue antes o después, pero ahora me parece que fue al otro día cuando me sentaba en una silla o diván en esa terraza bajo esa campana de sol y cielo surcado por remotos pájaros que dejaban caer sus gritos entre mis párpados entrecerrados por la modorra y pensé que había sido un error desplazarme tan lejos, tan a lo ancho, todos estos años, en lugar de haber permanecido aquí, entre los breves kilómetros que delimitan estos ángulos de este triángulo que forman tres de mis más tempranas moradas. Entonces es que una cara clara, de límites imprecisables parece abarcar el cielo, aunque no sé a ciencia cierta si tengo los ojos cerrados o abiertos, lo más seguro entrecerrados y así es que me doy cuenta de que ese súcubo nocturno es esta misma cara de un color casi naranja. Un coro de risas femeninas jóvenes me llega a los oídos, las creo relacionadas con esos dos otros vértices, el del súcubo nocturno, acaso un sueño, acaso un gato que se instaló sobre mi pecho mientras dormía; el del rostro femenino y cálido del cielo (que no veo sino siento). Ellas forman así el tercer vértice con sus risas que provienen de cuerpos que sí, me depararán el solaz y la saciedad si me mantengo en este triángulo que se superpone al físico, en que habito o al que he vuelto, obscuro y sin embargo suave, obscuro y sin embargo cálido, sedoso y múltiple, implicando varios sentidos, como corresponde al pubis femenino.
Los pájaros, que dicen
Qué pasó con los pájaros, que ya no volamos sino bajo, bajito, pegados casi a los tejados, ni siquiera de las puntas diamantinas de los rascacielos esos nuevos, relativamente
Sino más bien de las casas a lo más de dos pisos, o tres, más o menos de nuestro tiempo, de nuestros barrios en los que nacimos
O de estos otros barrios que nos hemos encontrado por aquí, por allá, en otras tierras ahora nuestras
Abramos o cerremos las persianas para marcar el inicio, el fin de los días, el mundo se despliega afuera más o menos de la misma manera y es lo más probable que así siga
Lancemos esos otros pájaros más chicos a la vida, nuestras variadas progenies
Vedlos ahora volar, es su turno de darse unas vueltas, con más o menos acierto o suerte
Unos como gorriones, pardogrises y apresurados, otros los menos, como águilas y halcones, por allá arriba, casi no los vemos
Palodedóndeahorcarseción
En tiempos los presentes de una especie de resaca de la historia, en que esta misma resaca de que se habla se dimensionara en forma más bien de abanico en que la playa casi pareja, pero que desciende hacia la mar—así en femenino, a la antigua—en forma inexorable es sin lugar a dudas el cabo o el mango y que al revés de los cristianos esa resaca más bien se proyectara desde ese mar ignoto hasta ir tapándolo todo sin presagiar nada bueno— ese mar ahora en masculino—que corroe y nivela y gasta y hay algunos que hasta dicen que es una necesidad
En términos históricos—sociopolíticos—económicos—culturales, tecnológicos, lo que me pidan, o en sus distintas recombinaciones se despliega así el abanico de LA GLOBALIZACIÓN anulando identidades personales, familiares, de la cuadra, de calle y municipales, de plaza, mall, sector y barrio, del CENTRO DE LA CIUDAD, el CAMPO, las provincias, los GRANDES CENTROS URBANOS, de puertos de cielo atravesado por gaviotas—que no mueren con la polución, hace décadas que comen basura. Aquí, desde donde sentado escribo estas líneas dejando por un momento que mi mente petrificada y segmentada atraviese las convenciones de género y estilo, tratando de asumir y expresar a mi limitada manera esa lacra sempiterna que le han puesto a la VANGUARDIA los poetas que después de todo descubrieron que tienen su corazoncito, los críticos que venden libros que se lean fácil —mientras se pueda—. Trato de rebasar por un tantico toda esa cháchara chévere que tengo interiorizada como superego de bolsillo, como la mano angelical que acompaña a esa dulce voz femenina que ataja a la otra mano, la izquierda, que nunca sabe lo que hace la derecha, cuando se deja llevar por los inicios de una paja lingüística y conceptual, desigual y combinada
Mientras aterradas las multitudes y sus elites, sobre todo estas últimas, tratan de acomodarse a lo más de moda, lo más fácil, lo menos ruidoso, lo más correcto, lo más convencional, para poder sobrevivir
Aterradas ante la pérdida del YO individual social cultural nacional de sexo de clase. Enfrentadas a la pérdida, disminución o retroceso del STATUS SOCIAL que ya estaba casi al alcance de la mano antes de que pasara LA APLANADORA
Tratan ahora de conciliar, buscar LO HUMANO que para ellos y en estos momentos álgidos por los que atravesamos es más bien cobijarse en el vientre materno, la concha si se es caracol.
Y de un repente las viejas DECLARACIONES DE HUMANISMO, las camaraderías de barrio, exilio, partido, familia, las descubiertas y declaradas HERMANDADES EN CRECIMIENTO en el fondo y aunque con máscara populista al menos en algunos casos puedan ser otras tantas versiones de PATRIA FAMILIA Y PROPIEDAD
Pero no los castiguemos—no nos condenemos al menos en este primer CANTO ENUMERATIVO
Cuando deciden o decidimos votar por las viejas banderas que ruedan arrastrando polvo por las calles de la HISTORIA pero que si pasan a OTRAS MANOS a lo mejor cambia la cosa
Cuando deciden decidimos portarse portarnos bien para sentarse aunque sea en la galucha a mirar, que no a participar—como alguna vez se creyó—a ese GRAN TEATRO
Que amenaza dejarlos dejarnos afuera pese a sus nuestros esfuerzos, a ser buenos chicos y chicas
Que juegan a las rondas
Porque se olvidaron nos olvidamos de las piedras concretas y grises, que pesan
O que vuelan ingrávidas. Me carga repetir viejos dualismos
Entonces eliminen eliminemos lo RARO de lo que estén estemos escribiendo niños y niñas, busquen busquemos aquellos sentimientos que los hagan nos hagan hermanarse hermanarnos con amigos y vecinos que QUIEREN portarse bien para que les dejen algunas migajas
Desenmascaren a los LOBOS ESTEPARIOS, échenlos a peñascazos de las antologías, recuentos y críticas, festivales por esto o lo otro, Comités Centrales, movimientos de este u otros cariz y mandato
Díganle a ESA GRAN OLA AVASALLADORA que son buenos chiquillos y chiquillas, que comen, creen y se visten más o menos lo mismo, que no quieren hacer olitas
En una de esas se salvan
encuentran un PALO DE DÓNDE AHORCARSE
Jorge Etcheverry
Todos os Direitos Autorais Reservados ao Autor.
Nenhum comentário
Postar um comentário