BENITO HERNÁNDEZ VALDÉZ
(Poeta y Maestro Mexicano)
Benito Hernández
Valdez nace el 20 de marzo de 1933 en El Veladero, Municipio de Acapulco, en el
Estado de Guerrero y, tras cursar sus estudios básicos, por accidente como él
mismo dice, decide dedicar su vida al magisterio.
El
día primero de octubre de 1955 recibe la orden de presentarse en el poblado de
Tazajeras, Municipio de Acapulco, para hacerse cargo de su primer grupo.
Agrupando padres de familia y ganándose la simpatía de los lugareños, logra que
las autoridades construyan el edificio que fue orgullo del pueblo.
Ese
mismo año, y seguramente por su intensa labor y responsabilidad, es nombrado
Jefe de Sector en la comunidad agraria de Cacahuatepec, del mismo municipio
guerrerense.
El
2 de septiembre de 1956 llega a fundar su segunda escuela en la también
naciente colonia Bella Vista, ya en pleno puerto de Acapulco. Trabajando a
veces al pie de un árbol, a veces sobre una piedra, a veces a la sombra del
bajareque de alguna casa, forjó el temple y aguzó los sentidos. El tiempo y
la buena voluntad de algunos funcionarios como el Gobernador Raúl Caballero y
el Presidente Municipal Canuto Nogueda, lograron que el sueño fuera realidad y
la escuela quedó construida, no sin antes haber enfrentado mil peripecias y
hasta temblores que obligaron a la reconstrucción una y otra vez.
La
Escuela recibió el nombre de un gran poeta suriano: Rubén Mora Gutiérrez, y
desde entonces el ahora Master Benito Hernández Valdez ha estado frente a su
grupo y reparando todo aquello que presenta alguna falla, o participando
activamente en las mejoras al edificio.
Es
difícil hablar en tan corto espacio de la total entrega del mentor que, a sus
88 años, se ha convertido en ejemplo para un magisterio relajado en su
vocación, para una sociedad que deja los valores morales a un lado, y para una
nación que pierde al camino olvidando que hay uno solo hacia el bienestar: la
dedicación y el esfuerzo envueltos en el mero gusto por vivir.
La
Academia Mexicana de Literatura Moderna y su brazo editor: Editorial Sagitario,
rinden de esta manera un merecido homenaje al Maestro Benito Hernández Valdez,
per se.
Poemas de Benito Hernández
Valdez
EL LIBRO
Si te decides a abrirlo
y lo estudias con cuidado,
quedarás emocionado
al leer su contenido,
descubrirás que a tus manos
ha llegado un gran amigo.
Ábrelo, no tengas miedo,
estúdialo con amor,
verás que radiante sol
ilumina tu sendero,
trátalo con mucho amor,
cuídalo con mucho esmero.
En su interior hallarás
enseñanza y hermosura,
ciencia, consejo y ternura
que tu mente llenarán,
y entonces comprenderás,
el valor de la lectura.
El libro es paciente amigo
que jamás se cansará,
su consejo te dará
en momentos requeridos,
y en silencio te dirá
que lo cuides con cariño.
LA SALUD
La salud es un tesoro
de incomparable valor,
no hay en la vida del hombre
otro tesoro mejor.
Es equilibrio en la vida,
de bienestar el mejor,
es una estrella que brilla
mejor que la luz del sol.
La salud es alegría,
belleza y felicidad,
es amor de cada día,
bendición que Dios nos da.
Los tesoros de este mundo
ni en madrigal ni en alud
jamás podrán compararse,
al valor de la salud.
La salud es muy hermosa,
cuídala con mucho esmero,
es mejor que toda cosa
que se valora en dinero.
No la eches por la ventana,
te lo vuelvo a repetir,
llevando una vida sana,
siempre serás muy feliz.
NIÑO
LIMPIO
Niño limpio de la escuela,
vamos todos a cantar
la canción de la limpieza,
que queremos conservar.
La limpieza es algo bueno
que se debe de cuidar,
colocando con esmero
la basura en su lugar.
Llega siempre muy sonriente
a barrer en tu salón,
deposita diligente
la basura en un cajón.
Usa siempre el agua limpia,
tu cepillo con amor,
con tu boca limpiecita
tu sonrisa es un primor.
Cuida siempre la limpieza
en la escuela y el hogar,
la limpieza es algo bueno
que se debe de cuidar.
Niño limpio de la escuela,
vamos todos a cantar,
si tu escuela está muy limpia,
más bonita se verá.
TIERRA
Era un día tres de agosto,
cuando Cristóbal Colón,
salió del puerto de Palos,
muy radiante de emoción.
Fue el año noventa y dos,
el verano se sentía,
en la historia que marcó,
el siglo quince corría.
Quería llegar a la India,
con solo tres Carabelas.
la Santa María y la Pinta,
y la Niña, la más bella.
Fueron pasando los días
en alta mar navegando,
solo agua y cielo veían,
se iban desanimando.
Pero Cristóbal Colón
en su fe no desmayaba,
con paciencia y con valor,
a todos los animaba.
Toda esfuerzo da sus frutos,
con fe se gana la guerra,
y el día doce de octubre
Rodrigo les grita. ¡ Tierraaa !
Benito Hernández
Valdez
Todos os direitos autorais reservados ao autor.
Autor publicado com a colaboracão e parceria de:
Um comentário
Que genial maestro, lo admiro :)
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