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Marie Linares [Escritora Peruana]

Marie Linares. (María Helena Flores Alvitez) – Abogada 16 / 04 / 1984
Escritora Peruana. 

Página na internet: www.sanguistua.wordpress.com

Textos de Marie Linares

La Pregunta 

La última chispa del cigarrillo había desaparecido en el polvillo negro del cenicero. Me había acostumbrado en los últimos seis años a su impasibilidad imperturbable y, por supuesto, a ese aire de ser sobrehumano, perceptible en sus fascinantes ojos celestes que, como infantes inquietos encerrados en el mundo de sus gafas de montura negra, parecían jugar con mi curiosidad.
Sus rasgos no eran menos llamativos que su mirar, ni su actitud. Siempre decía que tenía treinta y siete, y así había respondido por seis años seguidos. Cierta tersura en su piel aparentaba increíblemente un poco menos; su cabello castaño, corto y ondeado, se dejaba acariciar por el viento las veces que caminábamos sin palabras por el viejo muelle.
Cada jueves por la tarde zarpaba un barco carguero rumbo a Japón y en esos jueves, siempre que las agujas del reloj marcaban las cinco, podía notar su cuerpo abrazado por una materia liviana, junto al mío.
- ¿Dónde queda Japón, papá? – le solía preguntar entonces
- Ah… – suspiraba mirando el horizonte – pues allá, donde nace el sol y se arrullan las estrellas por las noches con canciones de mamá
Y sus ojos celestes perlaban la tarde, así… con su mirar lejano y mi pregunta inocente, emigraba con el barco, cual estela tras la nave, su espíritu triste, su cuerpo magro.


Creación de una sirena

La avenida, su pavimento; juntos semejaban ser uno solo para el ébano de la noche. Hubo un perturbador silencio, que empezó en un singular quejido y terminó en un rumor interrumpido por la sirena lejana de un vehículo policial en algún lugar de la urbe. Quizás el frío aire hurgaba, en el colmo de la indecencia, entre las costuras simples de las prendas,  obligándoles a juntarse con otros cuerpos, por correspondencia a la física de la materia, preferibles jóvenes y audaces; y por respeto a la ley de atracción física y reacción química: intrépidos y complacientes. Pudo tal vez obligar el animal de adentro al humano externo, a la carne por la carne: a la voracidad sexual de trogloditas urbanos, santificados por ese solo rito gregario que llaman amor, que no es más que la arrancadera de prendas con el beneplácito de las partes bajas.
Era hermosa y gigante, como una monstrua de agua, espumantes sus pechos, de areolas grandes y rosadas. Su macho caminaba por las leguas de su cuerpo y sorbía litros de leche fresca en cada gran mamada. Ella, ninfa gritona, sacudía las costas del mundo dando azotes con su cola. Acaso en algún momento pensarían crear el octavo de los mares con los jugos de sus cuerpos, entonces el recio amante bajó hasta su tierna caverna y empezó a lamerla, hinchándola y sorbiéndola hasta hacerla brotar y a cada mordida la monstrua insistía, entregándose hasta comerse el cuerpo de su habitante. El habitante mordía, escupía, relamía, violaba a su hembra por su caverna prohibida mientras ésta abría más sus piernas.
Un enorme temblor remeció el planeta y la soberana del mundo terminó pecho a tierra y gran trasero arriba, fue entonces cuando su gran amante la tomó de manera vulgar, fustigándola a grandes azotes con su miembro y manotazos por el mar de su cuerpo. 
Es como cruzarse con un pulpo – pensó.
Y así, sintió el recorrido de sus manos lechosas por todo su cuerpo, como versos cantados a susurros, un camino candente y primitivo, tal vez mágico. Aquella noche, con la avenida desolada; el pavimento: su mundo y el vehículo policial…cantó la gran sirena, con un bramido primero morboso y después agudo. Al final, un quejido susurrado, se ahogó entre la epiglotis bajo sus piernas ya cremosas y burbujeantes alegrando la vista de su pervertido amante.

Marie Linares
Todos os direitos autorais reservados a autora.

Um comentário

comprendiendo todo disse...

Saludos a la gran poetisa chiclayana Marie Linares, con su obra "Poesía de tu carne".