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RICARDO LUIS PLAUL, POETA Y ESCRITOR ARGENTINO [REVISTA BIOGRAFIA]

RICARDO LUIS PLAUL. Educador, escritor, militante social, nacido en Tandil, provincia de Buenos Aires,Argentina . Ejerció la docencia en los niveles primario, medio, terciario y universitario.

Es Maestro Normal Nacional y Profesor en Ciencias de la Educación (UBA). Escribe artículos y ensayos sobre una variedad de temáticas en páginas web y revistas digitales nacionales e internacionales. Es autor de los siguientes libros de poesías y relatos: “Atrévete a vivir”, “Latidos”, “Abrazos militantes” y “Del mágico sombrero” junto a David A. Sorbille. Publicó el libro “Sobre hombros de gigantes” sobre la vida y pensamiento de Freud, Marx, Freire, Piaget y Vigotsky.

Sobre temáticas pedagógicas, filosóficas y didácticas ha publicado : ”Huellas didácticas”, “Caminos del pensamiento”. Participó en varias antologías tales como: “Poesías Mayores, I Certamen Hispanoamericano de Literatura, Miguel de Cervantes Saavedra”, Antología Grupo A.L.E.G.R.Í.A, X aniversario”, “Antología del lector cómplice, tomo II” y “La razón técnica y el vacío de la realidad”. Promueve y participa en actividades socio-culturales en instituciones comunitarias y profesionales del conurbano bonaerense y ha promovido la creación y enriquecimiento de varias bibliotecas populares. Ha tenido una larga y reconocida trayectoria en la militancia gremial y política. Colaboró en planes innovadores de formación y capacitación docente y ha dado y monitoreado cursos de capacitación y perfeccionamiento docente para la Dirección de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires.



PALABRAS DEL NARRADOR, ENSAYISTA Y POETA, DAVID ANTONIO SORBILLE, SOBRE EL LIBRO “ABRAZOS MILITANTES”


Ricardo Luis Plaul, nos vuelve a convocar desde sus “Abra­zos Militantes”. Nos seduce nuevamente, con su poesía y prosa de tinte social y miscelánea. Pero, también nos provoca la necesidad de agudizar los sentidos, abrirnos a la reflexión y al compromiso por un mundo mejor.

En su travesía poética, plena de metáforas conmovedoras, de recuerdos y reconocimientos, de abrazos y actos de justicia, de solidaridad y denuncia, nuestro poeta alcanza niveles de gran valor testimonial, y sobre todo, de belleza exponencial, porque detrás de cada aproximación al hecho descripto, hay una estéti­ca dominante, una expresión altiva, resonante, como si fuera la partitura de una sinfonía de versos que nos devuelve el sentido primordial de la vida.

La poesía de Plaul, es un manifiesto que hace estallar “el fue­go de la Palabra y de la Idea”, como dicen sus versos, porque la concepción del poema no es otra cosa que el eslabón que ha de continuar la lucha por los verdaderos dones del buen vivir. Nada que no sea humano le es ajeno a esta poesía que amalgama los pensamientos progresistas, con la militante llamarada de pa­sión por la libertad, por la bandera del antiimperialismo, por la conquista de un horizonte donde se derrote definitivamente el odio y la injusticia.

Este es el canto unívoco de este libro de lectura imprescindi­ble, de héroes y mártires que nos hablan de la utopía, de paz, de conciencias armadas contra las guerras, de sueños y leyendas, de tardes con pañuelos blancos en plazas con gritos de esperan­za, de aparición con vida, de memoria y verdad, de repudio a la hipocresía y la impunidad, a “la basura genocida” que debe ago­nizar en el presidio, a la voluntad de los pueblos que no se doble­gan frente a los poderosos, a las madres del dolor, a la pureza del amor y la amistad de la fiel amiga con un collar de nubes.

Este es el mensaje enaltecido de un poeta memorable, de un trabajador de la palabra que no deja cabos sueltos, que aviva los vientos de la revolución verdadera, el rumor incontenible de una causa que anuda manos y sobrevive a la desesperanza pen­dular de la historia.

La poesía de Plaul, enardece nuestra vigilia, pero también en­tibia el alma. Es el pensamiento en acción, la plusvalía del espí­ritu, la esencia de las mejores tradiciones, la fuerza popular que debe gravitar para derrotar de una vez por todas a los planifica­dores del infierno en la tierra, los personeros del sectarismo y la violencia de todo signo.

Por ese mundo de justos, por esa victoria sobre los necios, por el resurgimiento de lo mejor de nuestra especie, hay un Poe­ta que comparte su ilusión y nos deslumbra con el universo de su lirismo.


ALGUNOS POEMAS DE RICARDO LUIS PLAUL


ALERTAS
Del libro: "Abrazos Militantes"

Los lobos están sedientos,
aúllan en las sombras,
esconden sus colmillos.
Una falange de mediocres
abonan el surco con su odio,
susurran su veneno frente a las
puertas enmohecidas del cuartel.
Las compuertas del pasado más cruel
parecen estar ausentes en su memoria.
La Madre se inquieta, sus hijos están dispuestos
a jugar todas sus cartas.
Las manos se unen
en un lazo más fuerte que el acero.
Del Orinoco al Plata
las voces se alertan: el enemigo acecha.
Antorchas de justicia
encienden los pueblos, unidos, solidarios,
avanzan los sueños con fuerza incontenible.
Multitudes de pasión amanecen
la utopía del puño americano, creciendo,
desde el pie de la esperanza,
pariendo flores en tu corazón moreno.



LA ROSA DEL SUEÑO
Del libro:"Abrazos Militantes"

El silencio de la aurora
me encerró en un vallado sin tiempo.
A los dioses les llevó una de sus tantas vidas
recrear uno de tantos Universos.
En uno de ellos tu amor iluminó la escena,
en otro partió mi corazón con versos.
Sentados en una reja de sueños
dibujaron en mil y una noches el poema infinito,
el poema cantado por todos los poetas del orbe.
Junto a fuente originaria la dama intangible
me regaló la Rosa de los amantes,
la que apenas percibieron inquietos navegantes,
la de los viajeros incansables
que murieron en las arenas del reloj aquél
que una tarde perdí junto a mi infancia.
Al despertar, la sangre tibia corría por mis dedos
que apretaban con fuerza la rosa blanca
teñida por la vida que brotaba desafiante
en su océano encrespado de espinas.
Sus pétalos fueron el manjar favorito de las aves
que poblaban las ruinas del palacio,
ese que soñarás el siglo venidero al volver a mi lado,
una noche de verano, junto al Río de la Plata.



EN UN INSTANTE
Del libro: Atrévete a vivir

En un pequeño instante, imprevisible y nuestro,
la vida tuvo el color de nuestros sueños.
En los muros de mi espacio fue abriendo
su corola el tiempo de nuestros silencios
y nuestras alegrías.
De mil modos tu presencia fue pulsando
las cuerdas de una armonía intensa
en el plenilunio del encuentro.
Con las manos cansadas de perder afectos
fui acariciando los secretos deseos,
los duendes traviesos de este amor
encendían guirnaldas de cariño,
enredando ternuras, cobijando picardías
en la enramada de una pasión tardía.
Hay un eco de distancias en la sonora
claridad del día.



SOBRE EL MURO
Del libro: "Atrévete a Vivir"

Sobre el muro del tiempo,
en un concilio de pasiones
amaneció tu desvelo entre mis manos.
Una primavera de sueños
reptaba en tus antojos,
la piel, era un placer desnudo
gimiendo su destino.
La esperanza estallaba a cada paso,
Y en el letargo del después
acariciaban mis ojos tu destino.
Puedo encender tus demonios
Y demorarme en tus llamas,
con la embriaguez inagotable
del deseo que prolongas, que proteges,
que me alcanza.
Acaso sea un delirio imaginarte
en versos, en tenues melodías,
en atardeceres robados
al tedio del verano.
Acaso salte el muro
y arrobado de sueños,
estalle en tu vida para siempre.



A IMAGEN Y SEMEJANZA
Del libro: "Latidos"

La lluvia va lavando las culpas
y sobre las tapias, el corazón del hombre
desangra sus latidos.
Desiertos de paraguas impregnan mis antojos.
Un columpio de crepúsculos me acerca
tristezas nuevas esta tarde de domingo.
Un mendigo danza en su pobreza
la locura de ser un desterrado de la vida.
No me preguntes por qué,
ausentes a la misericordia se mueren los deseos.
No me preguntes por qué,
tan sólo dime cuándo concluirá la pesadilla.



ADIÓS A LA POBREZA
Del Libro: "Latidos".

Un hedor pegajoso y gris penetraba sus ropas en el pasillo de su niñez y su pobreza. Cicatrices de olvidos cubrían sus ojos y un hilo de sangre mojaba sus recuerdos mientras despedía a sus hermanitos. Los niños curiosos espantaban las moscas de la muerte en un cielo abierto por balas sin nombre. Todos sabían  que la tragedia era el color de la cotidianeidad.

Aquella tarde no quiso obedecer la voz de alto. Comenzó a correr cuando vio a la yuta, como cuando era niño en el potrero y la abuela los llamaba. El destino lo alcanzó antes de llegar a la esquina. Se dio vuelta para preguntar por qué y las sombras lo recogieron en sus brazos. Empezó a caminar los laberintos de sus días sin frio, de sus noches sin hambre. Esbozó su primer sonrisa.

Hebras oscuras de un llanto silencioso se hundían en palabras de consuelo. Era casi una alegría visitar su velorio, era casi un alivio entrever su final sin flores ni discursos de ocasión.

Comenzaba una vida sin perdones, sin carne, ni dolor. Uma música suave empezó a envolverlo. La soledad se despegó de sus manos. Los callos del trabajo abrieron sus alas al infinito del abrazo.

*Todos los derechos de autor están reservados al autor.


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